En un futuro lejano, la Humanidad ha tenido que emigrar a otro planeta después de que un virus amenazase con acabar con el ser humano. Los animales, sin embargo, inmunes al virus, han tomado el planeta. Por eso, Hero, un niño que acaba de cumplir 11 años, la edad mínima para pilotar naves espaciales, decide regresar para buscar a su perro Axel.
Este es el comienzo de Animal Hero, un videojuego terapéutico cuyo objetivo es favorecer el aprendizaje de niños con síndrome de Down. Ha sido desarrollado por estudiantes del grado de Audiovisuales y Multimedia en la Escola de Realització audiovisual i Multimèdia (ERAM) de Salt, adscrita a la Universidad de Girona. “Nuestro objetivo es que los niños desarrollen destrezas que necesitan en su día a día, como la capacidad de planificación, la concentración o la atención”, explica Yolanda Peregrín, de 24 años, una de las responsables del proyecto. Junto a ella, participan Sílvia Quera, de 25 años, Anna Villaclara de 26 y Vanesa Pujol y Alba Bosacoma, ambas de 25 años.
Cada pantalla de Animal Hero está pensada para desarrollar capacidades diferentes. “La idea es que se combinen dos y que sean diferentes para que el niño no se aburra”, agrega Peregrín. En el primer nivel del videojuego se trabaja la atención dividida. “El jugador, que lleva la nave de Hero, tiene que estar pendiente de esquivar meteoritos y que no se le acabe la energía”. Al llegar a la Tierra, en la siguiente pantalla, se ejercita la planificación. “Hay que ayudar al protagonista a preparar la mochila con todo lo que necesitará en la búsqueda de su perro”. Y así progresivamente hasta completar cinco pantallas, a las que podrán añadirse nuevos niveles posteriormente.
El proyecto partió de un trabajo universitario para la asignatura de Diseño Interactivo, en 2014. “El profesor nos propuso a los nueve alumnos que éramos colaborar con Mara Dierssen, una investigadora del Centro de Regulación Genómica de Barcelona, que llevaba a cabo un ensayo clínico con un polifenol del té verde (una sustancia química con múltiples beneficios para el organismo) que mejora el aprendizaje en personas con síndrome de Down. Suministrado en forma de medicamento, puede colaborar en el desarrollo de la capacidad intelectual si se combina con un programa de estimulación cognitiva.
“Un juego nos parecía la mejor herramienta para promover esas mejoras”, apunta Peregrin. Entre los nueve alumnos crearon un prototipo. El formato elegido fue el de un runner, un tipo de videojuego en el que hay que sortear unos obstáculos y terminar las pantallas en el menor tiempo posible. “Lo probamos con niños y el resultado fue positivo”, cuenta esta graduada en Audiovisuales y Multimedia.
Un año después, cuando se encontraban en cuarto de carrera, Yolanda, Silvia y Alba decidieron ahondar en la idea. “Teníamos que hacer un proyecto final en grupo, así que reclutamos a otras compañeras para darle forma”. Vanesa Pujol y Anna Villaclara se incorporaron. También contaron con el asesoramiento de Aniol Batallé, un estudiante de 25 años de la Escuela de Nuevas Tecnologías Interactivas, centro adscrito a la Universidad de Barcelona.
El proyecto debía ser transmedia, por lo que rodaron un documental que explicara el impacto que estos juegos pueden tener en los niños con síndrome de Down mediante testimonios de médicos, investigadores y expertos en videojuegos, lanzaron una página web donde explicaban el proyecto y editaron un cuento para enseñar a estos niños a leer que incluía un juego recortable. Para ajustarlo mejor a las necesidades de estos menores, han colaborado con la Fundación Astrid21 de síndrome de Down. “Hemos hecho varias entrevistas con ellos para conocerlos mejor”, explica Peregrín.
Desde febrero a junio de 2017, han participado en el programa Yuzz del Banco Santander. “Nos han ayudado a establecer un plan de empresa”, añade la graduada. Una vez el juego esté listo quieren comercializarlos, por 9,95 euros, y sus ampliaciones a 4,99, “para cubrir gastos, no para generar beneficios”, añade.
El Pais
30/07/2017