Maria Rivalta se remueve en su pupitre y lee la primera pregunta del primer examen de la primera de las tres jornadas de selectividad que ayer empezó en Cataluña. Lo relee. Vuelve a repasarlo. Y cinco minutos después alza la mano para aclarar el significado de la pregunta junto a uno de los profesores del primer tribunal catalán para alumnos con dislexia, instalado en la facultad de Filología de la Universidad de Barcelona (UB). "Es que nosotros percibimos la realidad de otra forma, nos cuesta asimilar los textos, escribir bien... en un dictado de 10 líneas puedo hacer 20 faltas de ortografía", se justifica después Maria, barcelonesa de 18 años que quiere estudiar Educación Infantil en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Para los 133 estudiantes con dislexia que empezaron la selectividad este trastorno se plasma en la reiteración de faltas ortográficas de baja complejidad -la misma falta reiterada en un mismo texto, una tras otra- y la necesidad de invertir más tiempo para comprender un enunciado. "Se intenta compensar estos aspectos ofreciéndoles hasta media hora más para completar el examen; repetimos las preguntas tantas veces como haga falta y contamos con más profesores para estar encima de ellos y echar una mano en cualquier cosa que necesiten", detalló el presidente del tribunal, Joan Elies. En la corrección, además, las faltas de ortografía restan menos puntos. Y si repiten la misma falta, solo se sanciona una vez. "Es más justo", admitió Elies.
"No es que seamos más tontos, solo distintos. Por fin en esta selectividad podemos examinarnos en igualdad de condiciones", agradeció Pau Boncompte tras considerarse afortunado por pertenecer a la primera quinta de estudiantes con dislexia a quienes la Generalitat ha proporcionado una evaluación específica. "Confundo los acentos, las b y las v... Es una suerte que no cuenten las faltas o sacaría un menos dos", bromeó.
Los exámenes, por otro lado, son idénticos para los 30.000 alumnos que realizarán las pruebas hasta el miércoles. Un fragmento de la novela La bogeria (1899) de Narcís Oller, libro de lectura obligatoria en el curso, y un artículo del semanario Presència de Joan-Lluís Lluís sobre Angel Guimerà y el Premio Nobel de Literatura centraron el examen de Lengua y Literatura Catalanas. En Lengua Castellana, los alumnos afrontaron cuestiones sobre un fragmento de la novela Nada, de Carmen Laforet, que ya centró este mismo examen en 2008; y sobre el artículo El español en la ciencia y la tecnología, de Daniel Martín Mayorga.
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29/07/2011