La úvula bífida puede presentarse desde una simple muesca y no verse muy diferente a una campanilla normal, hasta una duplicación completa de la úvula, en la cual parece que se tienen dos en lugar de una.
La úvula (campanilla) es un componente del paladar blando cuya función es evitar que los alimentos y los líquidos entren a la cavidad nasal al momento de tragar, además nos ayuda al momento de toser, estornudar y con la emisión sonora de algunos fonemas.
En ocasiones al examinar la garganta del bebé, los padres o el pediatra descubren que tiene la úvula dividida en dos partes.
La fisura en la úvula aparece cuando los tejidos de ambos lados de la parte superior de la boca no se unen correctamente en el centro. Muchas veces esta condición no se puede diagnosticar antes del nacimiento, ya que en ocasiones no es visible en los ultrasonidos de rutina.
Una úvula bífida puede indicar un defecto en el paladar como paladar hendido o fisura submocosa, por lo que siempre es importante acudir al médico.
Las úvulas atípicas no afectan el habla y la alimentación tanto como una apertura en el paladar, sin embargo, también deben atenderse. En el equipo médico suele estar un dentista, un cirujano oral, un otorrinolaringólogo y un terapeuta del habla.
A un bebé o un niño con úvula bífida
La edad recomendable para cerrar el paladar es entre los 18 meses y los cuatro años