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La literatura especializada, casi en forma desesperada, principalmente en el siglo XIX como la Sociedad Lingüística de Paris prohibió hablar sobre cuestiones relacionadas con el origen o los orígenes del lenguaje.
LA FACULTAD DEL LENGUAJE
¿Qué es? ¿Quiénes la poseen? ¿Cómo evolucionó?
A lo mejor Ud. nunca se ha planteado estas preguntas. Será porque, como dice H. Maturana, “vivimos en el lenguajear”. O porque considera que las “palabras” son como el oxígeno del aire que al faltar o perderlo valoramos su importancia. El lenguaje es considerado como una característica única del ser humano. Su estudio de qué es – la lingüística – debiera tener la debida importancia en el ámbito de las ciencias sociales y humanidades. Chomsky en los 50s expande el campo de su estudio sosteniendo que tanto gran parte de las conductas verbales como no-verbales nos pueden dar luces sobre lo que es y cómo ha evolucionado en los seres humanos como especie. Sobre su origen, ello ha sido un tema siempre transitorio en la “historia de las ideas”. De vez en cuando, aparece en los debates académicos como simple ejercicio conceptual relacionado con la naturaleza misma del “ser humano” para desaparecer esporádicamente del escenario intelectual.
A pesar de lo anterior, podemos rescatar dos ideas principales que enfatizan la base funcional del lenguaje como “expresión de humanidad”. Lo vemos en Rousseau (1712-1778) quien sostuvo que el lenguaje fluye desde las emociones como una expresión especial de la racionalidad humana. Así, las teorías del lenguaje (conductismo, cognoscitivismo, y funcionalismo) estudiadas han aportado mucho al buscar una explicación válida desde una base empírica y hoy día “neurocientífica”. La literatura especializada, casi en forma desesperada, principalmente en el siglo XIX como la Sociedad Lingüística de Paris prohibió hablar sobre cuestiones relacionadas con el origen o los orígenes del lenguaje. Dicha discusiones se pierden en el tiempo.
Sin embargo, Darwin inauguró una ‘nueva era’ creando una base empírica de lo que hasta entonces había sido puramente un debate conceptual. Sugirió que el “lenguaje articulado” emerge de habilidades emocionales comunicativas que no poseen los seres vivos más allá del Hombre. Hauser (2002) en la Universidad de Harvard nos entrega un bosquejo programático para entender el lenguaje comparando los “componentes” de esta facultad con las “capacidades computacionales” en las que la función de “hablar” hace posible relatar, contar, agrupar, clasificar, representar que pudieron haberse dado - sostiene - en los “habitantes que sobrevivieron al diluvio”. Por otra parte, el impacto que Chomsky produjo en las ciencias de la conducta a partir de los 50s ha sido inconmensurable al afirmar que las estructuras de los enunciados u oraciones son productos de la “facultad del lenguaje” innata y propia del ser humano que se puede estudiar independientemente de los significados. Incluso las oraciones más sencillas pueden tener una forma abstracta o representación interna que se manifiesta en el habla o en la escritura. Así, la “forma interna” puede proyectarse en una “forma externa” cuando escuchamos y/o expresamos en la producción verbal (hablar/escribir) que conocemos como desempeño. En términos modernos es lo que conocemos como “minimalismo”.
La “psicolingüística”, como sub-disciplina de la lingüística, establece así las bases psicológicas de los postulados básicos de Chomsky que explican cómo funciona esta facultad. Más aún, en la “neurolingüística”, disciplina que estudia el lenguaje desde una perspectiva clínica, da cuenta de los mecanismos neurológicos subyacentes que operan en la organización cerebral para producir verbalizaciones. Cuando la perdemos o se disfunciona nos damos cuenta de lo importante que es. Sí, esta facultad también se puede enfermar. AQUÍ…
En relación a la forma como ha evolucionado, resulta interesante, a lo menos, preguntarnos cómo se dieron estos cambios en los orígenes del pensamiento. En otras palabras, cómo un “lenguaje interior” (LI) llegó a manifestarse en un “lenguaje exterior” (LE). Cómo lo hacemos desde lo “mínimo” (forma de la lengua o gramática) hacia la expresión de significados simples y complejos lo que Chomsky identifica como “optimalidad”: la realización de la “comprensión” como un evento que podemos percibir en las interacciones orales o escritas. Pues bien, en síntesis, así opera la “facultad del lenguaje”.
El motor principal en este proceso es la habilidad para generar una infinita cantidad de expresiones a partir de un número limitado de recursos como el vocabulario, frases u oraciones. Lo maravilloso de este proceso es que todo ocurre en la mente-cerebro de quien habla o escribe.
Fíjese Ud. que todo esto lo encontramos también en las matemáticas, la lógica o las notas musicales, también los juegos. En realidad, la teoría de Chomsky no tiene paralelo en la historia del desarrollo humano, con la excepción seguramente de las investigaciones metapsicológicas de Sigmund Freud. Por lo mismo es que entender a Chomsky, más allá de sus ideas políticas, es preocuparse de un aspecto importante del ser humano: el lenguaje.