El vértigo se refiere a la sensación ilusoria de movimiento del cuerpo o el entorno (Alyono, 2018). La palabra vértigo procede del término latino “vértere” que significa “dar vueltas” y tiene su expresión más definida en la típica crisis aguda vertiginosa con una sensación giratoria muy intensa, por un espacio de tiempo muy limitado. Por ser una sensación subjetiva, es preciso que la persona se encuentre consciente, lo que elimina del concepto de vértigo en otras situaciones que a veces se confunden con ictus, síncopes, lipotimias (Pertusa Martínez, Gomis Ferraz, & Pérez Garrigues).
Resumen
Introducción: En la actualidad la literatura sigue mostrando poca información sobre el vértigo en infantes, siendo este un síntoma más común en la población adulta. Las pocas investigaciones muestran que hay diferencia entre el vértigo en infantes y la población adulta.
Objetivo: Esta revisión sistemática pretende aportar la evidencia disponible de los casos clínicos sobre vértigo infantil con el propósito de conocer las aproximaciones metodológicas y procedimentales que se han utilizado en los últimos diez años para evaluar, diagnosticar y tratar el vértigo en esta población.
Metodología: Este artículo es descriptivo de tipo exploratorio y obedece a la búsqueda en las bases de datos PubMed, EBSCO Host, Scielo y Science Direct de reportes de casos clínicos en población infantil con vértigo sin algún otro padecimiento asociado, publicados entre el año 2009 y 2019 en español, inglés y portugués.
Resultados: Se observó una dificultad en la búsqueda de los artículos que documentan esta patología en relación con la población objeto de estudio. La revisión mostró que la caracterización del vértigo pediátrico implica un problema importante dado que es necesario realizar una exploración completa y detallada de aquellos sistemas integrados que se ven afectados en el paciente pediátrico, se documentaron algunos estudios, pero no hay registros de los tratamientos terapéuticos que tuvieron los pacientes ni de su evolución a través del tiempo.
Conclusión: Los resultados muestran que, si bien no hay un consenso establecido sobre el abordaje del vértigo en población infantil que marque la pauta para definir los criterios que cumplan con caracterizar el vértigo en dichos pacientes, hay unanimidad en aseverar que el desarrollo de una buena anamnesis, así como la habilidad del médico para tener empatía con el paciente y realizar un buen trabajo exploratorio puede conllevar al diagnóstico.
Palabras claves: Vértigo, mareo, casos clínicos, niños y adolescentes.
INTRODUCCIÓN
El vértigo se refiere a la sensación ilusoria de movimiento del cuerpo o el entorno (Alyono, 2018). La palabra vértigo procede del término latino “vértere” que significa “dar vueltas” y tiene su expresión más definida en la típica crisis aguda vertiginosa con una sensación giratoria muy intensa, por un espacio de tiempo muy limitado. Por ser una sensación subjetiva, es preciso que la persona se encuentre consciente, lo que elimina del concepto de vértigo en otras situaciones que a veces se confunden con ictus, síncopes, lipotimias (Pertusa Martínez, Gomis Ferraz, & Pérez Garrigues).
Actualmente el vértigo es el síntoma más común del mundo, es el tercero en consultas médicas, está presente entre el 5% y 10% de la población, afecta al 65% de adultos mayores y posee un gran impacto en la calidad de vida de quien lo padece (Alonso Sánchez, 2010, pág. 3).
Un estudio no aleatorizado, descriptivo y retrospectivo en el Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Juárez de México, dio como resultados, que las causas que pueden producir trastorno del equilibrio son muy variadas, por esta razón es de gran importancia realizar un buen diagnóstico médico, mediante un adecuado examen otológico, neurológico y físico general, así como la valoración conjunta de las pruebas de evaluación audiovestibular (Rodas Méndez & Cárdenas, 2012); sin embargo, realizar este tipo de examen a los niños resulta difícil, por esta razón la historia clínica y la exploración otoneurológica son la pieza clave para dar un diagnóstico en la afección vestibular infantil.
Según estudios (Marcelli, Russo, Cristiano, & Tessitore, 2014) el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) es la causa más frecuente en los niños, caracterizándose por presentar recurrentes ataques de vértigo y desequilibrio postural, que ocurre sin advertencia, desapareciendo espontáneamente después de unos minutos. Estos episodios suelen estar acompañados por síntomas vegetativos como palidez, sudoración y nauseas.
Otros de los síntomas que pueden presentar los niños con vértigo son, disminución de la orientación espacial, caídas frecuentes, inseguridad, cambios en su comportamiento, dolor de cabeza, inquietud, trastorno del sueño, falta de atención en el aula, dificultades para escribir y leer, cambios de postura y coordinación motora. (Klančnik, Grgec, vanišević, & Kolja, 2018). Algunos autores consideran la importancia de realizar la video electronistagmografía (VNG) en el niño y adolescente, como una de las pruebas importantes en el diagnóstico diferencial de equilibrio. Sin embargo, la selección de la prueba dependerá de la colaboración del niño, en muchos casos resulta muy difícil en niños menores de 5 años (Meirelles, 2014)
El poder observar el nistagmo patológico es primordial para el diagnóstico de vértigo, siendo uno de los principales síntomas tanto en niños como en adultos, aunque es más complejo evaluar en los niños. Los menores que se encuentran afectados por el vértigo van a responder mejor al tratamiento, teniendo una mejor y más rápida recuperación, a diferencia de los adultos. Sin embargo, debido a las dificultades que tienen los profesionales para dar un adecuado diagnóstico se hace más difícil en plantear un tratamiento. Algunas de las dificultades que se evidencia es la incapacidad de los niños de explicar las características de los síntomas experimentados en un episodio de vértigo, especial en niños muy pequeños (Devaraja, 2018).
En la actualidad la literatura sigue mostrando poca información sobre el vértigo en infantes, siendo este un síntoma más común en la población adulta, esto se debe a que hace 30 años se pensaba que sólo era una enfermedad de los adultos (Rodas Méndez & Cárdenas, 2012). Actualmente, la prevalencia de mareos y vértigo en la infancia se estima entre 5% y 18% (Syed, 2014), y, aunque hay poca literatura sobre las alteraciones del equilibrio en esta población, se estima que hay diferencias sustanciales con respecto a lo que sucede entre el vértigo en infantes y la población adulta. En este sentido, se pretende con esta revisión sistemática explorar los avances en cuanto a la evaluación, diagnóstico y tratamiento del vértigo en población infantil, teniendo en cuenta las patologías asociadas a esta entidad y grupo etario.
Por tal motivo, es importante y pertinente conocer los antecedentes sobre este tema y se explore este planteamiento teniendo en cuenta las connotaciones que esto implica tanto para los pacientes como para los profesionales que intervienen en el proceso de evaluación, diagnóstico y rehabilitación vestibular.
METODOLOGÍA
Se realizó una búsqueda bibliográfica avanzada desde el 2009 hasta el 2019 en las bases de datos PubMed, EBSCO Host, Scielo y Science Direct utilizando los descriptores MeSH en combinaciones de términos A and B (“vertigo”) y/and (“children”), (“vértigo”) y/and (“infantil”) or (“niños”). Los criterios para la selección de los artículos fueron: 1) estudios en niños o adolescentes; 2) ensayos controlados o clínicos, estudios investigativos y publicaciones académicas; 3) estudios en los cuales se abordará la evaluación, diagnóstico o tratamiento del vértigo infantil sin excluir aquellos que presentaran una patología asociada y, 4) literatura en inglés, portugués y español. De cada estudio se analizó las características de la población, las pruebas utilizadas como método para diagnosticar el vértigo, el tratamiento que utilizaban y la efectividad de recuperación en caso de que fuera reportada en los estudios.
Dando alcance a los criterios de inclusión, se obtuvo el texto completo de todos los artículos que cumplían con las condiciones requeridas. Con la totalidad de los estudios ya seleccionados, se realizó una nueva y última evaluación para determinar su verdadera pertinencia en esta revisión. La calidad de todos los artículos seleccionados fue valorada mediante la escala utilizada por la Scottish Intercollegiate Guidelines Network (SIGN).
Esta escala tiene como foco de interés la temática del tratamiento y los procedimientos terapéuticos. Se consideró por su particular énfasis en el análisis cuantitativo que aportan las revisiones sistemáticas (RS); y otorga además importancia a la reducción del error sistemático o sesgo, es relevante destacar que considera la calidad metodológica de los estudios que componen las RS, situación de sumo interés, dada la alta producción anual de RS. (Carlos Manterola, 2014)
RESULTADOS
Se recopiló un total de 1675 estudios de los cuales se seleccionaron 35 artículos, y fueron descargados en versión full text para confirmar los criterios de inclusión e idoneidad con el estudio. De esta revisión se seleccionaron finalmente 17 artículos que cumplían con las características requeridas. La calidad de los artículos valorados de acuerdo a la escala SIGN mostró que el 64% de los estudios seleccionados (11 artículos) fueron delimitados en el nivel de evidencia 2+, lo que corresponde a estudios de cohortes o de casos y controles bien realizados, con bajo riesgo de confusión, sesgos o azar y una moderada probabilidad de que la relación sea causal. En cuanto al grado de recomendación, el 64% de los artículos fueron clasificados en la categoría C, la cual hace referencia a un cuerpo de evidencia que incluye estudios calificados como 2+ directamente aplicables a la población objeto y que demostraron globalmente consistencia de los resultados, o extrapolación de estudios calificados como 2++ (Primo, 2003).
Diagrama de prisma
De los artículos seleccionados nueve de ellos asociaron los síntomas que aquejan a los niños con Vértigo Posicional Paroxístico Benigno (VPPB), cuatro artículos arrojaron como resultado diagnóstico la migraña vestibular, tres estudios evaluaron por medio de cuestionarios los desórdenes del equilibrio y el vértigo en relación con la calidad de vida de los niños, y, uno de los artículos comparó con algunas pruebas de oculomotricidad los trastornos de aprendizaje en niños.
La revisión mostró que la caracterización del vértigo pediátrico implica un problema importante tanto para el paciente como para la familia debido a la ansiedad que genera. La dificultad de expresión en los niños conduce a graves problemas en el diagnóstico y tratamiento del vértigo (Akcan & al, 2018), por tal motivo en los estudios revisados se encontró que en el manejo del vértigo infantil es necesario realizar una anamnesis detallada, una exploración física otológica, neurológica y vestibular (Wiener-Vacher l. , 2017).
La investigación de Meirelles (2014) arrojó que el cuadro clínico característico presenta varios de estos síntomas: malestar indefinido, cinetosis, náuseas, vómitos, trastorno visual, cambio repentino de comportamiento, agitación, trastornos del sueño, cefalea, incapacidad para realizar movimientos coordinados, evitación de determinados juguetes, percepciones inexactas de la forma de los objetos, de la distancia, de la posición espacial o de la relación con objetos circundantes, incapacidad para hacer algunos ejercicios físicos, caídas, retraso del desarrollo motor y del lenguaje escrito o hablado. Estos síntomas pueden causar daño psicológico, retraso escolar, ansiedad y pánico (Meirelles, 2014).
En este sentido, la investigación de Denise de Fátima y col. (2009) en el que comparó los valores oculomotores en niños con y sin quejas de aprendizaje, mostró que hubo una diferencia estadísticamente significativa entre los grupos referente a la velocidad de movimientos sacádicos y en la prueba de seguimiento pendular con respecto a los niños que presentaron dificultades de aprendizaje.