Busca:   en:
Inicio > Revista

Cambios neurológicos en el adulto mayor

El envejecimiento es un proceso irreversible, universal e inevitable, incluso en condiciones ambientales óptimas. Algunas personas creen que el intelecto del adulto mayor se deteriora, pero, en el envejecimiento normal (sin enfermedades) la mayor parte de las capacidades intelectuales se mantienen relativamente intactas. En muchas ocasiones los problemas de memoria que se presentan con la edad se deben a otros factores como la depresión, inactividad o efectos colaterales de los medicamentos.

El envejecimiento es un proceso irreversible, universal e inevitable, incluso en condiciones ambientales óptimas. Es la sumatoria del estilo de vida, de la herencia, del contexto histórico-cultural. Es un proceso en el que las células del cuerpo sufren un cambio morfofuncional. Se presentan cambios en la apariencia, los sentidos, la movilidad y los órganos internos. Es una etapa en la que se presentan crisis que para muchas personas son difíciles de superar. Es la época que se relaciona con el declive progresivo de la capacidad cognitiva y el cese laboral.

A lo largo de la vida nuestro cerebro presenta una serie de modificaciones estructurales y bioquímicas, entre ellas la pérdida de peso y neuronas, disminución de volumen y aumento del tamaño de los surcos, por lo que se transmite información de manera más lenta; los reflejos también se enlentecen, y crean cierta inseguridad, pero ello no significa que se pierda la capacidad para seguir aprendiendo. Pese a las modificaciones que sufre, sigue siendo un cerebro funcional gracias a la plasticidad neuronal. El cerebro tiene la capacidad de cambiar en función a la experiencia.

Algunas personas creen que el intelecto del adulto mayor se deteriora, pero, en el envejecimiento normal (sin enfermedades) la mayor parte de las capacidades intelectuales se mantienen relativamente intactas. La declinación de la memoria relacionada con la edad no es tan general, tan representativa ni tan grave como se pensaba (Perlmutter, Adams, Barry, Kaplan, Person y Verdonik, 1987). En muchas ocasiones los problemas de memoria que se presentan con la edad se deben a otros factores como la depresión, inactividad o efectos colaterales de los medicamentos.

Existe una disminución en el desempeño mental y físico (Birren, et. al., 1980). Parte de esta lentitud puede ser porque los adultos mayores aprecian más la precisión que los jóvenes, o bien, son más lentos porque no han practicado últimamente alguna actividad particular.

Aparentemente, los adultos mayores recogen y sostienen menos información que los jóvenes y suelen recordar menos elementos debido a que son menos eficaces para organizar, repasar y clasificar el material por aprender; tienden a recordar lo que es útil e importante para su vida. La memoria terciaria, la de los hechos remotos, parece conservarse intacta en los ancianos.

La decadencia cognoscitiva se atribuye a otros factores distintos a la edad, como por ejemplo, una salud quebrantada, poca educación formal, pobreza o escasa motivación. Entre las causas principales de la declinación cognoscitiva están el Alzheimer y las apoplejías.

Hay algunos adultos que creen que envejecer es sinónimo de depender de otros, de quedarse inútil o perder la memoria. Quienes piensan de esta manera, tienen menos autoestima y se esfuerzan menos (desamparo aprendido).

La salud mental también influye de manera directa en el desempeño, por ejemplo, la depresión disminuye la atención y concentración, y por ende, afecta el funcionamiento cognoscitivo. La salud, el dinero, el estado civil, la clase social, la vivienda y el número de interacciones sociales, entre otros factores, contribuyen a que el anciano se sienta o no satisfecho con su vida.

La mayor parte de adultos mayores conserva la capacidad para utilizar su lenguaje, sin embargo, hay ciertas características asociadas a la edad. El déficit auditivo es común entre los ancianos, lo que puede producir dificultades en la comprensión oral y reducir su capacidad de comunicación.

Numerosos estudios indican que existe un deterioro del lenguaje asociado a la edad que afecta el léxico y la sintaxis (Borod et al., 1980; Bowles y Poon, 1985; Crook y West, 1990), (Emery, 1986; Kemper et al., 1989; Obler et al., 1991), así como a la organización del discurso (Holland y Rabbit, 1990; Juncos, 1992, 1996; Ulatowska et al., 1985).

Con la edad aumenta el vocabulario pasivo, en ocasiones hay dificultad para encontrar la palabra correcta para nombrar objetos o para dar una definición. El conocimiento semántico y fonológico se conserva.

Una persona de edad avanzada puede sentir que pierde el control de su vida debido a que puede tener problemas con la vista, el oído y sentir algunas presiones externas como una situación económica limitada, lo cual pueden dejarle emociones negativas como tristeza, ansiedad, soledad y baja autoestima, que a su vez lo conducen al aislamiento y la apatía.

Algunos cambios corporales pueden provocar depresión. Cada etapa de la vida tiene dificultades y gratificaciones. La vejez es una etapa más del ciclo vital. Aprender en la tercera edad es crecer, disfrutar de un tiempo, es desplegar las potencialidades para la comunicación y la autoestima, es adaptarse a nuevos cambios, a un nuevo estilo de vida. Es la consumación de las experiencias aprendidas.

 

Referencias

Craig, G. Desarrollo Psicológico. Prentice Hall. México.

Papalia, D.; Wendkos, S. Psicología del desarrollo. Mc Graw Hill.

Gastos de envío
G R A T I S
Envíos España península para pedidos superiores a 59,90 euros (más iva) (condiciones)

Compartir en:

compartir FaceBook

Síguenos en: Síguenos en Twiter | Síguenos en Facebook | Instagram | pinterest

Enlaces rápidos a temas de interés

BOLETÍN

RSS | XHTML | CSS
Mapa Web | Registro | Contacta
© Majo Producciones 2001-2024 - Prohibida la reproducción parcial o total de la información mostrada