El profesional quedará encantado con la confianza dada, no va a percibir que se trata de una actitud muy infantil, en la que toda la responsabilidad será de él; ante cualquier eventualidad deberá enfrentar reacciones desorganizadas, por parte del paciente y de su familia, quien lo hará único responsable de la situación. La contestación oportuna ante una situación de este tipo será la que le permita al paciente participar activamente en el proceso, eligiendo lo elegible, como parte interesada.
LA ENFERMEDAD Y EL PROCESO QUIRÚRGICO
En el plano objetivo, el paciente está expuesto a las condiciones propias de la enfermedad, y a los factores que actúan después, asociados con la enfermedad. En el plano subjetivo o personal el paciente está expuesto a las predisposiciones hereditarias que no son modificables y, en algunos casos, limitan o restringen la terapia; está expuesto también a las influencias de los sucesos infantiles, que pertenecen al pasado, y que no se pueden deshacer u olvidar; y, a la frustración real, por dichos sucesos, ya sea privación del amor, pobreza, discordias familiares, etc.
El impacto de la maloclusión (enfermedad) depende del significado que se le otorgue y como se la ubique dentro del contexto personal.
RELACIÓN MÉDICO – PACIENTE
La respuesta del paciente al que se le propone la intervención quirúrgica, como alternativa de curación, dependerá de cómo el profesional defina la relación médico – paciente. En esta relación profesional es donde naturalmente se manifiesta la ansiedad producida por el proceso; no debe dejarse al azar, a la improvisación o a la intuición.
La reacción o la respuesta de la persona que debe enfrentarse a vivir la situación de cirugía está en relación directa con su estilo personal de responder a las diferentes circunstancias de su vida; estas respuestas son variadas, y van desde las respuestas consideradas “normales”, hasta las de carácter patológico.
Para las respuestas consideradas normales, el cirujano, concediendo tiempo y atención personalizada a su paciente puede generar aceptación. Ante la segunda alternativa (carácter patologico), el cirujano debe estar prevenido y observar la reacción o respues de la persona para que no se salgan de su control.
Entre ellas, tenemos las respuestas de pasividad y dependencia extremas; cuando un paciente refiere “doctor, yo estoy en sus manos, lo que usted diga se hará; ¿Qué le puedo decir?”. El profesional quedará encantado con la confianza dada, no va a percibir que se trata de una actitud muy infantil, en la que toda la responsabilidad será de él; ante cualquier eventualidad deberá enfrentar reacciones desorganizadas, por parte del paciente y de su familia, quien lo hará único responsable de la situación. La contestación oportuna ante una situación de este tipo será la que le permita al paciente participar activamente en el proceso, eligiendo lo elegible, como parte interesada.
El profesional quedará encantado con la confianza dada, no va a percibir que se trata de una actitud muy infantil, en la que toda la responsabilidad será de él; ante cualquier eventualidad deberá enfrentar reacciones desorganizadas, por parte del paciente y de su familia, quien lo hará único responsable de la situación. La contestación oportuna ante una situación de este tipo será la que le permita al paciente participar activamente en el proceso, eligiendo lo elegible, como parte interesada.