En el presente artículo, se abordará una concepción general de la psicomotricidad como propuesta terapéutica, haciendo un breve recorrido por distintos autores que la han definido y han aportado características específicas para que pueda tomarse en cuenta como tal. La psicomotricidad como terapéutica es un medio que permite al sujeto estructurar su ser y su sentir en distintos aspectos de su vida, tales como: psicomotor, capacidades conceptuales, afectividad y su personalidad integral, donde el cuerpo es el elemento terapéutico, a partir del cual el sujeto invita a mirarlo, leerlo y escucharlo, desde el registro simbólico.
La psicomotricidad como terapéutica es un medio que permite al sujeto estructurar su ser y su sentir en distintos aspectos de su vida, tales como: psicomotor, capacidades conceptuales, afectividad y su personalidad integral, donde el cuerpo es el elemento terapéutico, a partir del cual el sujeto invita a mirarlo, leerlo y escucharlo, desde el registro simbólico.
En terapia psicomotríz el sujeto va a ser capaz de escuchar, registrar, organizar, representar, pasar del pensamiento al acto, de lo abstracto a lo concreto, a su propio ritmo tomando en cuenta sus necesidades y a partir de ellas tomar la iniciativa personal de hacer frente a las necesidades precedentes.
En la actualidad el movimiento tiene un significado especial como elemento de comportamiento humano, como una forma significativa de adaptación al mundo, y tiene como principal componente la expresión motríz, sin embargo, no es solo una acción biomecánica lo que determina el movimiento, ya que a través de él, el hombre se proyecta como una unidad integrada, como un cuerpo en relación al permitir enriquecer las percepciones, dándoles significación para ser exteriorizadas y materializadas a partir del establecimiento de una relación tónico-emocional.
La intervención en Psicomotricidad “debe favorecer el paso del deseo pasivo al deseo activo, de la inmovilidad a la movilidad tónico-emocional; debe, a través de experiencias que infundan seguridad, permitir al niño investir con placer el espacio, los objetos y las personas que están en su proximidad; la intervención debe, proponiéndole el objeto deseado a distancia y favoreciendo la aproximación del compañero al que envidia intensamente, invitarlo a desplazarse hacia el espacio anhelado” (Aucouturier, 1985, 14).
La terapia psicomotriz es una práctica comprendida desde la intenvención de lo que es el niño, de las posibilidades que tiene para comunicar y afirmarse frente al otro.
Diversos autores que han contribuido a la integración de la psicomotricidad como práctica terapéutica, señalan características propias de la práctica, dando una especial importancia a la emoción, la expresión y la afectividad, unificando el cuerpo, motricidad y emociones como una globalidad.