Muchas veces los niños/as nos cuentan relatos de vida, que a simple vista, nos pueden parecer increíbles. La inocencia, sumada a la vida real, que algunos niños/as les toca vivir, nos hacen pensar.
Como maestra, recojo estos relatos de vida y los comparto para que otros maestros/as puedan identificarse y animarse a compartir: pequeñas y grandes historias.
"Hermano primo"
Al ingresar por primera vez al salón del 6to año de la escuela n 23.reparo en una alumna que ordenaba, organizaba a sus demás compañeros los lugares donde debían sentarse. Corría mesas, sillas con total naturalidad y experiencia. Sus compañeros obedecían sus mandatos con reverencia y cariño. Por lo que yo entonces solo atine a observar.
Pasados los días me encuentro con Florencia (que así se llamaba) en el patio atándoles los cordones a niños de años inferiores.
Otra mañana en el ingreso a la escuela la veo llegar de la mano con sus dos pequeños hermanos.
Al tiempo Florencia en un recreo me presenta a facundo de 13 años. Me comenta que el es su hermano primo. Que está en 5to año. Que repitió varias veces porque falta mucho y es muy burro.
Creyendo que Florencia habría cometido un error al presentarme a facundo, le comunico que el vínculo no es hermano primo sino primo hermano.
Se aleja de mí diciéndome.
-¡Seño, vos no entiendes nada!. Después te explico.
Y me reafirma volviéndose hacia mí.
- ¡él es mi hermano primo!
Al día siguiente se acerca y de manera confidente me explica que facundo es su hermano primo porque su mama tuvo relaciones sexuales con el hermano de su papa y nació Facu. Por eso es mi hermano primo.
Me deja paralizada y sin poder responder.
Se me dificulto poder comprender rápidamente tal parentesco por lo que solo atine a responder
- ¡ahh!
¡Florencia tenia razón yo no entendía nada!.
Pero si pronto comprendí que esa niña de mirada jubilosa, de sonrisa anhelante y de actitud maternal. Estaba cumpliendo el rol ausente. Ella evidenciaba lo increíble de los niños, ellos rápidamente se adaptan a cubrir ausencias, a llenar espacios vacíos, a defenderse de fantasmas, a entusiasmar su inocencia hasta el punto de creer que existe la consanguinidad hermano primo.
Camine hasta el patio donde ya había finalizado el recreo, para realizar el ritual, formar antes de ingresar al salón.
Mire a Florencia y solo atine a devolverle una sonrisa cómplice.