Se procederá a la explicación del desarrollo de un taller que se esta llevando a cabo en el hospital de día Madrid, con adolescentes que están recibiendo tratamiento por el inicio de un trastorno mental. Revisaremos el concepto y enfoque del judo y examinar los componentes terapéuticos y rehabilitadores que encuadran esta práctica deportiva. Analizaremos los conceptos de agresividad y violencia así como su canalización en la práctica a través del judo.
INTRODUCCIÓN
Las personas que padecen una enfermedad mental, presentan una compleja problemática que afecta a aspectos de funcionamiento psicosocial, integración social, laboral y participación en la comunidad.
Ello hace imprescindible, para una adecuada atención integral, ofrecer programas y servicios de rehabilitación que ayuden a recuperar o adquirir las capacidades y habilidades necesarias para vivir y relacionarse en la comunidad, que favorezcan una integración social efectiva en sus entornos sociales, familiares y mejorar su calidad de vida.
Nuestra experiencia ha demostrado que a través del deporte las personas que sufren enfermedad mental, minimizan los síntomas de la enfermedad, aumentan la autoestima, perfeccionan habilidades sociales, permite oportunidades para salir del aislamiento; en definitiva; lo que consigue es mejorar su calidad de vida.
La práctica deportiva sirve para descubrir capacidades propias y motivaciones, recuperar aficiones, potenciar relaciones sociales, fomentar la integración social dentro de la comunidad, disminuye el riesgo de marginalidad, crea un espacio de intercambio de experiencias, aumenta la autoestima y permite disfrutar de la consecución de logros personales.
El deporte es una herramienta que puede utilizarse en todas las áreas de atención ya sea en la prevención, rehabilitación y en el mantenimiento.
Mi experiencia profesional en el hospital de día Madrid, es trabajar con jóvenes que están empezando su proceso de habilitación como ciudadanos, particularidades que corresponden con su etapa evolutiva a las cuales hay que sumarles las propias del trastorno mental.
Ello nos lleva a entender nuestra práctica desde dos perspectivas: Terapéutica: Ofrecerles un lugar donde se le tiene en cuenta como persona, ayudándole a tomar responsabilidades en su tratamiento y en su vida.
Acompañarles en su proceso de recuperación centrado en la motivación y su propia subjetividad.
Crear un deseo de cambio, necesario en cualquier proceso de rehabilitación.
Ayudar a tomar sus propias decisiones.