¿Me cuentas un cuento? Es el interrogante que abre la puerta principal para narrar. Una puerta sin medidas, imaginativa, cargada de sorpresas, interrogantes y personajes que adquieren vida propia y final inesperada. Las imágenes acompañadas de las palabras, pueden servir para desplegar la imaginación, transformar, reposar los conocimientos nuevos y dejar que se atrevan a disfrutar sin límites de la creatividad.
“Dentro de veinte años lamentarás más las cosas que no hiciste que las que hiciste. Así que suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa lo vientos en tus vela. Explora. Sueña. Descubre.”
Mark Twain.
La lectura es un acto generoso, donde se promueve la ida y la vuelta, cargada de emotividad, llena de significados, recuerdos y experiencias.
¿Me cuentas un cuento? Es el interrogante que abre la puerta principal para narrar. Una puerta sin medidas, imaginativa, cargada de sorpresas, interrogantes y personajes que adquieren vida propia y final inesperada.
En algún momento de nuestras vidas, seguramente, hemos tenido la suerte de sentar a un niño o niña junto a nosotros, acunarlo o cubrirlo con una sábana llena de palabras afectivas que acompañen un sueño relajado.
Ello nos lleva directamente a contactar con nuestro “niño interior”, que a veces lo tenemos arrinconado, fuera de foco, como adulto que somos, en un buen rincón de nuestro interior.
Pues, sacarlo a relucir, como narradores, nos llenará de alegría. Tendremos un tesoro en nuestras manos, para compartir con los niños. Si, hacemos una rutina de ello, se sentirán encantados y tendrá un valor agregado de seguridad y contención.
Si sostenemos a la criatura, ello envolverá y le dará el papel de protagonista, de sentirse parte del cuento, como introducido dentro del mismo. Para ello, es importante que el libro esté a su alcance, pueda acceder en todo momento, para tocarlo, sorprenderse al dar vuelta las hojas, incluso si hiciera falta, volver a la hoja anterior o detenerse en algún punto que cause interés.
Ello asentará el contenido de lo que se le lee e incluso, hará que fije el texto, aunque no sepa leer. El vocabulario se incrementará a su máximo potencial y hará que disfrute ampliamente de la lectura.
Las imágenes acompañadas de las palabras, pueden servir para desplegar la imaginación, transformar, reposar los conocimientos nuevos y dejar que se atrevan a disfrutar sin límites de la creatividad.