El concepto de terapias no farmacológicas (TNF) se viene utilizando desde hace varias décadas para referirse a intervenciones que, a través de agentes primarios no químicos, pretenden mejorar la calidad de vida de las personas sanas o enfermas. Cualquier TNF ha de tener en cuenta las características de la persona a la que se dirige y ha de contar con un manual de intervención suficientemente detallado para que cualquier profesional pueda ponerla en práctica.
International Non pharmacological Therapies Project
Autores del documento: Ruben Muñiz y Javier Olazarán
Colaboradores del proyecto: Linda Clare, Barry Reisberg, Bob Woods, Henry Brodaty, Jordi Peña-Casanova, Linda Teri, Howard Feldman, Teodoro del Ser, Claudia Lai, Martin Orrell, Aimee Spector, Mary Mittelman, Cornelia Beck, Stefanie Auer, John Bond, Helen Collins, Martin Orrell, José Manuel Rojo
1. Introducción
El concepto de terapias no farmacológicas (TNF) se viene utilizando desde hace varias décadas para referirse a intervenciones que, a través de agentes primarios no químicos, pretenden mejorar la calidad de vida de las personas sanas o enfermas.
El campo potencial de las TNF es muy amplio: abarca muchas patologías y técnicas de índole física, físico-química, psicosocial, motora y ambiental. La ablación selectiva de tejido de miocardio mediante cateterismo de ondas de radio es una herramienta terapéutica no farmacológica importante en el tratamiento actual de las arritmias cardíacas. La aféresis es una técnica que consiste en filtrar la sangre para eliminar algún compuesto específico (p.e. el colesterol) antes de devolverle la sangre al paciente. Esta técnica se utiliza en muchas enfermedades (hematológicas, autoinmunes, etc.) e incluso ha comenzado a experimentarse en la enfermedad de Alzheimer (EA) (Hernández Ruiz et al., 2008).
Pero no es necesario buscar ejemplos tan sofisticados. La aproximación no farmacológica se ha practicado desde los orígenes de la Medicina, y es un pilar fundamental en el manejo de todas las enfermedades crónicas. Piénsese en el ejercicio físico como remedio para la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares o la diabetes. Y lo mismo ha ocurrido en las demencias. Cicerón, en su Tratado sobre la Vejez (s. I a.C.) escribe: "no todos los ancianos se convierten en dementes, sino aquéllos que no mantienen el interés por las actividades físicas y mentales".
Ya en nuestro tiempo, el aumento de la expectativa de vida ha provocado una explosión en la prevalencia de las demencias y un creciente interés, por parte de toda clase de profesionales, para ayudar a paliar sus efectos devastadores (Wimo et al., 2007). De hecho, este incremento de la prevalencia (segunda patología después del cáncer) es una garantía motivacional para que la industria farmacéutica multiplique su inversión en la investigación de posibles remedios. Por la larga tradición científica en el desarrollo de fármacos y la exigente regulación para la autorización de estos (FDA, EMEA), es la iniciativa privada de la mano del mundo académico la que está desarrollando prometedores remedios enfocados a modificar las distintas dianas etiopatogénicas de las demencias en general y de la EA en particular (proteína beta-amiloide, proteína tau, etc.) (Wilcock et al. 2008). No deben perderse, por tanto, de vista las posibles mejoras farmacológicas en los distintos aspectos de las demencias, que serían ideales si consiguiesen curar o paliar alguno de sus efectos de forma relevante (es más cómodo y barato administrar una vacuna de forma periódica que acudir a un centro de día durante años).
A diferencia de los cuidados (“care”), que son actuaciones obligadas, no farmacológicas o farmacológicas, derivadas del conocimiento científico, de la experiencia personal y del sentido común, los tratamientos farmacológicos y las TNF han de estar basados en el método científico, es decir, deben ofrecer intervenciones con resultados positivos predecibles. Los tratamientos farmacológicos y las TNF, por tanto, enriquecen y aporten racionalidad a los cuidados de la persona o paciente individual. Los tratamientos farmacológicos y gran parte de los cuidados (p.e. cuidados de enfermería) forman parte del tratamiento médico tradicional, mientras que las TNF pueden ser ejecutadas por personal no médico. Los autores proponen un modelo dinámico e interactivo en el que los cuidados vayan englobando todos aquellos tratamientos que demuestren eficacia y seguridad en las distintias poblaciones o sujetos de interés (Figura) (Olazarán Rodríguez et al., 2007).