Shock acústico se refiere a la posibilidad de que un cambio brusco en el volumen de un sonido repentino, inesperado, a menudo de frecuencia muy intensa haga un daño permanente en los oídos.
Shock Acústico
Shock acústico se refiere a la posibilidad de que un cambio brusco en el volumen de un sonido repentino, inesperado, a menudo de frecuencia muy intensa haga un daño permanente en los oídos. Las consecuencias de la sobrecarga (estrés por nivel de ruido alto y estrés a largo plazo) pueden provocar daños en el oído interno, sordera, dolor de cabeza, náuseas, mareos y cansancio. También es posible que cause hipersensibilidad a ruidos altos si se sufre estrés debido a la exposición a un alto nivel de ruido.
Nivel máximo de presión sonora admitido para ruidos de impulsos
Los expertos consideran que es difícil medir el estrés auditivo en el oído, pero el límite diario permitido de 80 dB la cual puede superarse muy fácilmente. Por otro lado, el límite para ruidos repentinos o impulsivos, llamado aquel ruido que presenta un aumento de la presión sonora de muy rápido comienzo y muy corta duración, es de 140 dB. Por debajo de los 90 dB no hay riesgos y por encima 115 DB siempre hay daño, aunque sea por una exposición muy corta.
Entre los 90 y 115 dB influyen numerosos factores como ser la susceptibilidad personal, caracteres del ruido y de la exposición.
Para ejemplificar al ruido impulsivo tenemos a la detonación de armas utilizadas por personal policial. El tiempo de acción de cada disparo es de 50 milisegundos, el nivel de intensidad de las detonaciones de las armas oscila en los 150 dB (para el tirador) y el nivel sonoro continuo equivalente en los lugares de práctica de tiro oscila en los 105 dB.
Existe una gran relación entre el ambiente y la duración del ruido. A campo libre las mediciones del ruido impulsivo por arma de fuego oscilan entre 3 y 4 milisegundos mientras que en lugares cerrados como un los valores pueden oscilar entre 34 y 306 milisegundos.