Con respecto a las categorías provenientes de las tres dimensiones relacionadas en este estudio, puede concluirse que todas ellas se presentaron en los diferentes eventos analizados y en las otras interacciones observadas.
RESULTADOS
Los datos recabados fueron analizados con el fin de relacionar las distintas categorías seleccionadas previamente en la investigación, además se buscó explicar la ocurrencia de los eventos y las características de los mismos. Este análisis toma en cuenta los aspectos generales sobre la interacción comunicativa de las díadas y los aspectos particulares referentes a las categorías de las tres dimensiones señaladas.
Con relación a las características de las interacciones, se obtuvieron los siguientes datos:
1) Las interacciones comunicativas de las díadas son abundantes, permanentemente la madre y el bebé se muestran interesados en comunicarse, disponiendo de diferentes medios para alcanzarlo: mirada, contacto corporal, sonrisa, canto. Ella además, estimula continuamente a su hijo a expresar emociones, necesidades e intereses, de allí que se presenten contenidos como: a ver ¿qué te molesta?, ¿estás bravo (enojado)?, ¿tienes sueño?, mira tu juguete preferido, ya llegó papá. El bebé utiliza recursos como la vocalización y el balbuceo para llamar la atención de la madre, quien añade a estas emisiones significado, por ejemplo si el niño emite: aa, ella dice: agua. Esta actividad se presenta en las interacciones con una frecuencia alta y está regulada por la experiencia o el conocimiento que ambos integrantes de la díada van acumulando, por esto la misma cambia permanentemente a lo largo del primer año de vida.
2) Los bebés son sujetos activos en la interacción comunicativa con sus madres, ellos utilizan su mirada como un elemento deíctico de aparición muy temprana (aproximadamente a partir del cuarto mes). Posteriormente aparece el uso de la mano para señalar, esta actividad tiene diferentes fines, pues se utiliza para solicitar algo o marcar el interés que él tiene para que la madre atienda a algo que es de su agrado, por ejemplo señalar el televisor mientras observan una película de dibujos animados, para animarla a ella a verlos también.
3) Las madres se muestran cariñosas y preocupadas por el bienestar del bebé y se adaptan a sus exigencias de movimiento y búsqueda. Por esto ellas se sientan en el suelo, siguen al niño mientras éste gatea por toda la casa y se muestran flexibles con las preferencias del bebé pero, ellas imponen un horario y determinan lo que está permitido en cada ambiente del hogar. Por ejemplo, el juego puede desarrollarse en determinados espacios como el cuarto y la sala, la comida se ofrece en horarios estipulados en el comedor o la terraza, y utilizando los utensilios apropiados.
4) Los contextos o situaciones donde se observó la interacción definieron distintas formas de comunicación y la selección de determinados tipos de texto. Durante el baño la madre tiende a ejercer un control estricto de lo que se dice, establece diálogos muy cortos y se interesa más en narrar la situación que se vive, sin esperar la respuesta del bebé. De allí que se presentan textos narrativos como: “ahora te voy a bañar, después te voy a vestir, te pondré la camisa que te regaló abuelita”. Durante la alimentación (tetero y pecho) la interacción verbal se reduce al mínimo, en este momento la madre acaricia más a su bebé, usa formas caracterizadas por una baja intensidad de la voz, oraciones cortas y aprovecha para presentar el nombre de los alimentos y sus beneficios: “estás tomando tetero, la leche es rica, te vas a poner muy grande, el jugo de durazno es tu preferido”. El juego representó la situación donde se evidencia mayor comunicación verbal y un aumento de la actividad de tutoría de la madre. La madre usa diferentes tipos de textos, establece diálogos, da órdenes, instrucciones y describe los juguetes. Además, ella se mantiene de frente al bebé, establece mayor contacto visual y estimula al niño a jugar con ella.
5) El sexo del bebé parece ser determinante en la cualidad de las interacciones. Durante las entrevistas ambas madres manifestaron que los padres se comunicaban de manera diferente y explicaban: “creo que él no quiere malcriarlo, es que como él es varón su papá le habla diferente”. Las madres reconocieron que ellas ajustaban las interacciones de acuerdo con el sexo: “si, yo le hablo diferente a como le hablaba a Laura, creo que por ser varón tengo que hablar diferente”. Por esto puede afirmarse que las madres apoyan la definición del género de sus hijos a través de sus las interacciones verbales.
6) En todas las interacciones las madres enseñan conceptos básicos sobre forma, color, tamaño y cantidad. Para ello muestran el objeto y señalan la característica: “mira el carro rojo, aquí hay mucha agua, el agua está calientica, la pelota es redonda”. Este tipo de texto descriptivo aparece con una elevada frecuencia en todas las interacciones y se repite continuamente, por lo que puede afirmarse que las madres aprovechan cualquier oportunidad para enseñar diferentes categorías de la realidad, que se corresponden con los contenidos de los programas de educación inicial.
7) La forma de expresión oral de la madre presenta además de todas las características del “lenguaje dirigido a niños o madresía”, el uso de diminutivos, un patrón de entonación ascendente enfática, ultracorrección al presentar el nombre de los objetos, marcación enfática del plural y una tendencia de las madres a preguntar y a responder por el bebé. Además la madre utiliza en ocasiones una forma donde predominan los fonemas que el bebé usa, de esta manera se refuerza el uso de determinados segmentos que la madre sabe que él puede producir, como por ejemplo: /m, b, p, g, a, e, u, i/; con estructuras CV y CVV. Para ello la madre utiliza canciones y rimas como por ejemplo: pon, pon el dedito en el botón.
8) Las madres repiten con marcada frecuencia los sustantivos, en esta estructura gramatical se observa la mayor cantidad de prolongaciones vocálicas. Esta preferencia puede estar motivada por la carga léxica del sustantivo, lo cual lo hace que su uso sea más significativo en las interacciones tempranas entre M-H. Esta es la categoría que las madres enseñan a sus hijos con mayor frecuencia, le siguen los verbos, especialmente los de acción y los adjetivos.
Con respecto a las categorías provenientes de las tres dimensiones relacionadas en este estudio, puede concluirse que todas ellas se presentaron en los diferentes eventos analizados y en las otras interacciones observadas. Las mismas se presentan de manera interrelacionada, estrechamente vinculadas con la actividad de los dos sujetos que conforman la díada, una vez más es necesario destacar que ambos sujetos son activos en la construcción de su sistema comunicativo. No puede afirmarse que la actividad de uno sea más determinante que la del otro, pues esa actividad se construye a partir de la relación afectiva y de la experiencia que van acumulando los dos sujetos.
Cabe destacar que los bebés iniciaron su expresión fonológica a partir del tercer mes utilizando vocalizaciones, posteriormente, apareció el balbuceo, el cual se convirtió en una herramienta vital en su expresión verbal, de allí que se insista en considerarlo como un elemento lingüístico de gran importancia en el desarrollo temprano del lenguaje, pues a partir de estas emisiones se construyó la primera palabra. Este desarrollo está asociado al desarrollo motor y al cognoscitivo del niño, pero además se relaciona con la actividad lingüística de la madre quien ajusta permanentemente sus emisiones y su actividad como tutora, al introducir nuevos elementos (especialmente sustantivos y verbos) lo que permite una ampliación constante de la forma, del contenido y del uso de la lengua, así como la exigencia de nuevos aprendizajes para el bebé.