Las Reformas Educativas actuales reconducen la función del profesor, más allá del modelo profesional de la Escuela Clásica (profesor explicador) y más allá de la Escuela Activa (animador socio – cultural)
La solución global tiene muchas connotaciones y perspectivas, aunque por nuestra parte nos fijaremos sólo en una “perspectiva didáctica”.
La nueva función del profesor como mediador del aprendizaje y arquitecto del conocimiento.
Fuente: Artículo publicado en Novedades Educativas 12, nº 113, 38-40 (Buenos Aires)
Las Reformas Educativas actuales reconducen la función del profesor, más allá del modelo profesional de la Escuela Clásica (profesor explicador) y más allá de la Escuela Activa (animador socio – cultural). Las nuevas funciones del profesor, que emergen en la actualidad, en el marco de la reflexión educativa, se pueden concretar en estas tres:
- Profesor como mediador del aprendizaje
- Profesor como mediador de la cultura social e institucional
- Profesor como arquitecto del conocimiento.
1.- El profesor explicador no tiene futuro
La Escuela Clásica está centrada en contenidos y realiza actividades para aprender contenidos, sobre todo para los alumnos capaces de aprender, jubilando “anticipadamente a los incapaces” y que no poseen capacidades para aprender. La tendencia a prolongar la escolaridad obligatoria (unos diez años) y el acceso de las clases populares a la escuela, con expectativas e intereses diferentes, ha hecho que este modelo esté en quiebra. Muchos alumnos cada vez aprenden menos y molestan más. Por otro lado los contenidos a aprender cada vez son más y estamos asistiendo a una cultura acumulativa, que resulta cada vez más difícil de manejar y de almacenar en al mente del aprendiz.
Los estados planifican unos Programas Mínimos (¿?) obligatorios para todos, para que sean depositados en la mente – memoria del aprendiz en un tiempo determinado (año escolar) y a un ritmo preciso (30 – 40 lecciones por año y asignatura)... Quienes pueden seguir este tiempo y ritmo son alumnos normales y el resto... no tanto ¿?. Por otro lado, este modelo de aprendizaje escolar es deductivo y la cultura de la vida es inductiva. Y el hecho real es que “muchos profesores ya no saben qué inventar para que los alumnos aprendan”. Su preparación profesional radica en una buena o muy buena especialización en contenidos de una determinada disciplina, que tienen que desmenuzar, explicar para que los aprendices los aprendan y por si acaso los evalúan. El vehículo más habitual de transmisión cultural (entendiendo por cultura los contenidos) es la explicación. Muchos profesores manejan este axioma: explico para que aprendan, y si no aprenden, se lo explico de nuevo y si siguen sin aprender “que repitan para que aprendan”. Es frecuente ver su cara de estupor cuando sus alumnos cada vez aprenden menos y molestan más. Son conscientes (por sentido común y escasa preparación profesional) que muchos de sus alumnos carecen de capacidades para aprender (en la escuela) en el marco de una cultura memorística y enciclopédica. Ante esto surgen el desánimo y determinadas enfermedades profesionales (más cuando la imagen social tampoco suele ser demasiado buena).
Parece claro que este modelo está agotado, intentando cada profesor por libre encontrar parches o soluciones parciales, muchas veces para “sobrevivir profesionalmente”. La solución global tiene muchas connotaciones y perspectivas, aunque por nuestra parte nos fijaremos sólo en una “perspectiva didáctica”.