La primera visita al logopeda por parte de los padres, puede estar solicitada por diferentes motivos. Por ello, es muy importante, conocer claramente, cuales son las demandas iniciales, las preocupaciones existentes, los puntos que han llamado la atención de los padres/madres, las inquietudes que tienen sobre su hijo/a, para poder hacer a partir de un estudio de caso, un diagnóstico inicial, plantear hipótesis de trabajo y por consiguiente un modelo de intervención.
En el primer contacto,se tratará de indagar sobre la totalidad del individuo que asiste a la consulta. Entenderle como un ser humano, dentro de un contexto cultural, psico-social y lingüístico y con una historia individual en evolución.
En la gran mayoría de los casos, las demandas provienen de los padres/madres o maestros/as de la escuela primaria.
Otras veces, son derivados de interconsultas logopédicas, ya sea para confirmar el diagnóstico, que le han dado del niño/a o incidir en una actuación más especializada sobre la patología del usuario/a.
En ésta última década, se ha abordado de una forma más integral, al niño/a con necesidades especiales, desde los Servicios de Estimulación Precoz, quienes derivan a sus usuarios, para continuar la estimulación del lenguaje, y el mantenimiento o profundización de los objetivos del área de comunicación.
También proceden de Servicios Hospitalarios, como por ejemplo: desde el Servicio de Otorrinolaringología, Servicio de Neonatología, Servicio de Pediatría, Servicio de Oftalmología, etc.
Todo ésta introducción, es interesante tenerla en cuenta, antes de abordar la primera visita.
Es importante que los padres traigan consigo toda la información recaudada sobre el niño/a, como por ejemplo: informes médicos, informes escolares y logopédicos, estudios, fichas de trabajo, etc ya que será el punto de partida de la actuación de los logopedas.
Se recomienda la presencia de los padres dentro de la primera sesión de trabajo. En un primer momento, se observa como el niño/a se comunica con ellos. Posteriormente, se solicita que los padres esperen fuera de la sala o aula de logopedia, para poder establecer un vínculo de trabajo con el usuario/a.
Para “romper el hielo” con el niño/a, se introduce la “hora del juego”. Se analiza:
- como el niño/a juega,
- que inventario lúdico utiliza,
- la postulación del juego,
- las estrategias de aprendizaje,
- la integración de dicho aprendizaje a nuevas situaciones de la vida cotidiana,
- como abre el espacio con los objetos,
- si requiere un espacio amplio o restringido,
- el ritmo del juego,
- el cierre de la actividad lúdica.
Conjuntamente, se hace una
anamnesis, con la finalidad de recoger los primeros datos significativos sobre el desarrollo evolutivo del niño/a, teniendo presente las áreas: motrices, comunicativas, cognitivas y socioafectivas.
En el modelo de anamnesis se deberán dejar reflejado los siguientes datos:
- Datos personales.
- Constelación familiar.
- Historia prenatal del niño/a.
- Historia perinatal.
- Enfermedades del niño/a
- Alimentación.
- Sueño.
- Hábitos.
- Desarrollo motor.
- Control de esfínteres.
- Desarrollo del lenguaje.
- Estado actual del lenguaje.
- Historia psicosocial.
- Historia escolar.
- Motivo de la consulta.
Además, se observa detenidamente el lenguaje del niño/a en diferentes situaciones, las estrategias comunicativas que presenta, por ejemplo: en la conversación espontánea, en la situación del juego, describiendo fotografías familiares, secuenciando viñetas, jugando con dominos, a través del dibujo espontáneo o dirigido, ordenando las páginas de un cuento infantil, construyendo rompecabezas, haciendo seriaciones, clasificaciones de elementos conocidos, apareando objetos según color, tamaño, utilidad, etc.
También se suelen administrar protocolos estandarizados fonéticos, que se complementan con la exploración de la respiración, alimentación, deglución, y todo lo que implique la funcionalidad del aparato bucofonoarticulador.
Si se detecta la necesidad, y dependiendo de cada caso, ésta primera visita se puede extender a un par de sesiones, con el objetivo de realizar una exhaustiva valoración y poder elaborar una hipótesis diagnóstica adecuada.
¿Hipótesis diagnóstica?
Ante ésta pregunta se abren un cúmulo de interrogantes de suma importancia, ¿qué nos aporta toda la información suplementaria? ¿se puede hablar de retardo o trastorno? ¿su dificultad es evolutiva? ¿es progresiva? ¿es estática?...
Todas éstas inquietudes y muchas más, seguramente, nos conducirán a establecer prioridades, a trabajar con el soporte de un equipo interdisciplinario, a destacar objetivos generales, específicos y operaciones y a poder redondear las actividades y recursos para esa intervención.
A continuación, se realiza una
entrevista de devolución. Allí se trabajan las dudas e inquietudes iniciales de los padres/madres y se explican los resultados de la exploración global del niño/a.
Si se estima conveniente y el grado de certeza del diagnóstico no es óptimo, se pueden solicitar más informes complementarios de otros profesionales como: informes psicológicos, neurológicos, odontológicos, otorrinolaringólogicos, etc.
Según el caso del que estemos trabajando, podremos enmarcar el cuadro logopédico del que estamos hablando, los síntomas más relevantes, establecer un plan de intervención logopédica y pactar las condiciones de la intervención.
Existen algunos casos, en los que sólo hace falta un
seguimiento logopédico con un tiempo pactado (mensual, bimensual, trimestral, etc.) y con un breve programa para orientar a los padres/madres y hacer un control de la evolución del niño/a.
Si el usuario/a y su familia viven muy lejos del gabinete logopédico, se podrá ofrecer la posibilidad de orientarlos a otros servicios más próximos a su zona.
Como conclusión, el/la logopeda deberá explicar claramente el funcionamiento del servicio que ofrece, los horarios, los servicios complementarios, el programa de intervención, y todas aquellas condiciones que encuentren relevantes, con el fin de ofrecer mayor seguridad y confianza y crear un buen vínculo con el usuario/a y su familia.
Referencias
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Bustos, C. Manual de logopedia escolar. Ed. CEPE, Madrid, España. 1995.
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