La respuesta educativa a estas necesidades educativas especiales, derivadas de la enfermedad, implica la atención a los problemas emocionales del niño y de la familia; el desarrollo de estrategias de adaptación a la enfermedad y al ámbito escolar; y la elaboración de adaptaciones curriculares que intenten paliar, lo más pronto posible, las secuelas derivadas de la enfermedad que afectan a la capacidad de aprendizaje del niño, la orientación al grupo clase, la orientación al equipo directivo y docente.
El Gabinete Psicopedagógico, desde su inserción sistemática responsable y comprometida con las tareas cotidianas, concreta su labor, prevenir orientando, colaborando con:
· El logro de los objetivos de la unidad educativa.
· Los distintos niveles de la unidad educativa.
· Las acciones de las personas para afianzar los factores que favorezcan los procesos de enseñanza – aprendizaje y prevenir sus alteraciones.”
(Extraído del Reglamento de Funcionamiento de Gabinetes Psicopedagógicos para Establecimientos del Nivel Medio. Resolución D.E.M.E.S. 527/91)
A manera pedagógica didáctica podemos decir que la función del psicólogo gabinetista en la escuela común contiene dos aristas principales: la Educativa y La Terapéutica.
En la esfera Educativa Las acciones en este ámbito son investigar, orientar, operar y enseñar en todos los niveles de la educación, en la medida en que en ella incidan factores psicológicos, con el fin de crear juntamente con el educador y con los datos provenientes de otros profesionales, el clima mas favorable para lograr el éxito del aprendizaje analizando mediante técnicas especificas, los problemas que gravitan en la tarea educativa, derivada de la configuración psíquica y del medio social en que se desenvuelve.
En la esfera terapéutica: El objetivo principal es trabajar en el nivel preventivo, pero sin dejar de abordar el nivel asistencial y/o rehabilitación como eje de un proceso dinámico; en los niveles individual, grupal, institucional y a veces comunitario.
Por lo anteriormente expuesto podemos referir que el objetivo es la promoción de estilos de vida saludables. En el contexto del proyecto educativo institucional - PEI –se hace posible implementar los elementos de promoción de salud y prevención de la enfermedad, haciendo énfasis en aquellos problemas que tempranamente hacen mella en la vida de los jóvenes.
Los niños afectados no siempre están en la cama o en los hospitales, excepto en los periodos de crisis, cuya amenaza está siempre presente, incluso con un buen control y con años de remisión. Los tratamientos médicos continuos y la enfermedad pueden afectar al rendimiento escolar y a su integración académica y social.
En el plano estricto de la relación docente-alumno enfermo, la agravación, el pronóstico a veces inexorable, la agonía y las reacciones del grupo de los familiares, y sus experiencias del docente tanto personales como familiares de enfermedad y/o muerte, son de muy importante consideración.
Debemos hacer una distinción muy importante de alumnos afectados de graves dolencias con pronóstico reservado, de los alumnos afectados de procesos patológicos en estadio final con pronósticos inexorable a corto plazo.
En los primeros de los casos el docente mas allá de la función pedagógica estricta deberá realizar una apoyatura emocional que estimule la confianza del alumno en si mismo, es decir apoyar al alumno a superar este momento critico evolutivo de su enfermedad. En el segundo de los casos su función – mas allá de lo pedagógico estrictamente- seria similar a la de yo auxiliar y deberá acompañar al alumno mediante la palabra, y a veces desde el silencio (que generalmente es lo mas difícil de sostener). Pero en todos los casos el eje transversal de toda prevención u orientación es el tema de la empatia.
Es menester considerar la capacitación, y el reconocimiento del límite de cada docente ante el tema del dolor y la muerte, como significativo es sopesar y tomar en consideración la relación docente-alumno enfermo-grupo familiar como complemento del trabajo en el espacio áulico. Es un trabajo arduo, difícil, angustioso.
La respuesta educativa a estas necesidades educativas especiales, derivadas de la enfermedad, implica la atención a los problemas emocionales del niño y de la familia; el desarrollo de estrategias de adaptación a la enfermedad y al ámbito escolar; y la elaboración de adaptaciones curriculares que intenten paliar, lo más pronto posible, las secuelas derivadas de la enfermedad que afectan a la capacidad de aprendizaje del niño, la orientación al grupo clase, la orientación al equipo directivo y docente.
El profesor puede hacer mucho desde lo pedagógico por un alumno con enfermedad crónica y/o terminal pero es condición sine qua non la predisposición del docente para aceptar tanto la integración del dicho alumno al grupo clase, como también (y altamente significativo) aceptar sus propios limites, saber derivar, delegar, asesorarse, capacitarse…desde este posicionamiento critico prospectivo propositivo de su rol docente, deberá repensar su practica en tanto y en cuanto debería buscar recursos/estrategias pedagógicas nuevas y diferentes formas de enseñar que por ende darían lugar a modalidades de aprender distintas y poco investigadas, que además potencien el protagonismo del grupo familiar del alumno enfermo.