El presente trabajo expone el diseño de una metodología para la evaluación o diagnóstico del trastorno articulatorio funcional desarrollada a partir del Modelo Polisistémico Natural, (Chela-Flores, 1986). Se tuvo como objetivo analizar un corpus de transformaciones articulatorias conformado por muestras de habla de cinco niños con diagnóstico de trastorno articulatorio funcional y comparar dichas transformaciones con la norma articulatoria para el español venezolano definida por el Modelo Polisistémico Natural (MPN).
El análisis polisistémico aplicado al diagnóstico del trastorno articulatorio.
A MODO DE INTRODUCCION:
Los llamados trastornos articulatorios funcionales (en adelante TAF) constituyen uno de los principales motivos de consulta entre la población de niños preescolares y escolares. Los TAF pueden ser definidos como las desviaciones de la norma articulatoria correspondiente a la edad y al grupo social de procedencia. Dentro de este grupo pueden encontrarse las Dislalias, definiéndose más recientemente otras patologías como el Trastorno Fonológico y la Dispraxia, todos ellos forman parte de este grupo, pues no responden a alteraciones físicas o lesiones de los órganos fonoarticulatorios.
Los TAF representan un 50% de las consultas entre niños escolares británicos (Emerick, 1981, citado por Bruno y Sánchez, 1994). En Venezuela constituyen el principal motivo de consulta de acuerdo con los datos aportados por Valles (2001), quien determinó que el 50,83% del total de casos diagnosticados en los servicios especializados del área presentaban esta alteración. A nivel mundial las cifras señalan que los problemas en la articulación representan el principal diagnóstico que los equipos en educación especial realizan, al atender población en edad preescolar y escolar, (Shea, 2000).
Fiszbein (1990), al referirse a los TAF afirma que “quien los presenta tiene dificultades en la producción y/o comprensión del sistema fonológico adulto de su lengua nativa”, (la traducción es nuestra, p. 92). Esta misma autora propone el estudio de la articulación no sólo como un mecanismo de los órganos articulatorios, sino como un proceso dependiente de aspectos cognoscitivos y psicosociales. De allí que las causas de los “trastornos" puedan originarse en la alteración de varias funciones: el mecanismo de habla y de audición, las habilidades cognoscitivas, las lingüísticas y la psicosocial.
El componente fonológico agrupa las unidades mínimas distintivas, que operan dentro del sistema de una lengua y que permiten con su combinación la estructuración del discurso oral. El desarrollo de este componente está relacionado con la emergencia de una serie de funciones perceptivas, básicamente auditivas, y con un conjunto de habilidades y destrezas motoras, las cuales se perfeccionan a lo largo de los cinco primeros años de vida, etapa en la que el desarrollo del sistema fonetológico es alcanzado casi en su totalidad.
Barrera y Fraca de Barrera (1999, p.91), plantean que el desarrollo fonetológico “se inicia con la adquisición de algunos rasgos muy generales (y no de fonemas específicos), a través de los que el niño establece las primeras oposiciones fonológicas de la lengua”. La primera de estas oposiciones es la asociación entre la consonante más cerrada y de mayor percepción con la vocal más abierta, por ejemplo para el español: /p/ y /a/. Estos autores afirman además, que este desarrollo sigue un orden específico, orden que esta relacionado con factores perceptuales y con las posibilidades físicas de producir los sonidos. Puede concluirse que los fonemas de temprana aparición son aquellos que tienen como característica una mejor percepción de sus rasgos, mayor posibilidad de ser discriminados y un menor coste articulatorio, ejemplo: /p/, /b/, /m/, /k/, /g/, /n/, /t/, /d/, /f/. Los de adquisición tardía serían los fonemas de mayor coste articulatorio y de menor percepción, ejemplo: /s/, /l/, /h/, /č/, /j/, /r/, /r/.
El proceso de articulación depende de la realización de un conjunto de movimientos de los órganos articulatorios o praxias motoras, éstas deben coordinarse efectivamente con variables cognoscitivas como la atención, la memoria y la discriminación de los contrastes. Por esto en el desarrollo fonetológico se observa la complejización progresiva de los rasgos, yendo de lo más simple a lo más complejo, los fonemas oclusivos y fricativos se adquieren antes que los africados y los líquidos.
Barrera y Fraca de Barrera (op. cit, p.109), afirman que “al parecer, la sílaba es realmente una unidad psicolingüística de aparición muy temprana” Este dato podría explicar por qué aparecen primero las vocales, debido a que pueden constituirse como sílabas por sí solas, para que posteriormente se presenten las consonantes en sílabas abiertas: CV y finalmente aparecen las consonantes en sílabas trabadas: CCV, y en posición posnuclear: VC, CVC.
Actualmente se considera que el desarrollo fonetológico se levanta alrededor de la conciencia fonológica silábica, es decir el niño conoce en los primeros momentos de su desarrollo a la sílaba como unidad, posteriormente la emergencia de la conciencia fonológica le permite identificar los segmentos fónicos y sus respectivos rasgos.