Es importante que los cuidadores de personas con demencia que no se encuentren físicamente cerca de la persona dispongan de diversos mecanismos que permitan garantizar su seguridad y detectar cualquier cambio que se produzca en su comportamiento, tal y como indican los profesionales de Fundació ACE.
Las personas que sufren una demencia como la enfermedad de Alzheimer pierden gradualmente su autonomía. A medida que avanza la enfermedad aumenta también su grado de dependencia y la necesidad de supervisión de un cuidador. Recibir esta atención diaria puede resultar especialmente compleja para aquellas personas que no se encuentran físicamente cerca de la persona al cargo de sus cuidados.
En este sentido, Amèrica Morera, subdirectora de la Unidad de Atención Diurna de Fundació ACE, destaca que se trata, sobretodo, “de aprender a mirar, es decir, de ser capaces de llevar a cabo una supervisión continua de la persona a través de rutinas habituales que nos sirvan para asistir a estas personas a medida que van perdiendo su autonomía y que necesiten cada vez más ayuda en su día a día”.
Y precisamente con la finalidad de ofrecer pautas a los cuidadores para gestionar esta situación, desde Fundació ACE se ha elaborado un decálogo con recomendaciones para facilitarles esta tarea, desde la organización de una rutina y la simplificación del entorno hasta la realización de un acompañamiento en la gestión económica del hogar o el apoyo con la fiera para que la alimentación de la persona afectada sea variada y equilibrada.
Y en todos estos procesos las nuevas tecnologías son una interesantes aliadas para hacer frente a la enfermedad. Así, entre las medidaS que la Fundació ACE recomienda adoptar destaca el hecho de aprovechar las nuevas tecnologías (teléfono, whatsapp, video llamadas, etc.) para esquivar la distancia geográfica. Desde esta entidad se apuesta por aprovechar los recursos que estas ofrecen, no solo a la hora de hacer investigación, sino también para ponerlas a disposición de los cuidadores como soporte a la hora de afrontar su tarea. En fases avanzadas de la enfermedad, la teleasistencia o el uso de la geolocalización para los desplazamientos exteriores pueden ser de gran utilidad.
El Decálogo de Fundació ACE para para el cuidado diario a larga distancia de personas con Alzheimer contempla las siguientes recomendaciones:
Organizar una rutina. Instaurar hábitos permitirá a la persona afectada orientarse y sentirse más segura. Una rutina diaria mantiene la tranquilidad y sensación de bienestar de las personas con deterioro cognitivo
Simplificar el entorno.: Un entorno “sencillo” ayuda a mantener la autonomía. ¿Cómo se simplifica el entorno? Se trata de minimizar los objetos prescindibles y dejar sólo los imprescindibles y a mano. Resulta muy positivo para que puedan continuar realizando, en la medida de lo posible, las actividades cotidianas en el hogar de forma autónoma y favorecer, así, el mantenimiento de la independencia. El baño y los armarios son zonas particularmente difíciles para las personas afectadas por Alzheimer. Simplificar el baño implica, por ejemplo, asegurar que sólo tiene los productos necesarios e instalar algún sistema antideslizante. En el caso de los armarios, debemos dejar sólo ropa de la estación correspondiente y comprobar regularmente que está en buen estado y se la puede poner. Debemos hacer fácil la decisión para la persona afectada y conseguir así que vestirse no sea un problema
Acompañar en la gestión económica del hogar. Con la demencia, pueden producirse transacciones económicas poco habituales en las cuentas de la persona afectada. Estos suelen producirse cuando la persona no recuerda haber hecho un reintegro, por ejemplo, la semana anterior y vuelve para hacer otro de la misma cantidad a los pocos días. Ayudarle a llevar una agenda o un calendario para ir al banco puede ser la solución
Asegurar la toma de medicación. Al principio, medidas como tener un pastillero semanal preparado puede ser suficiente. Más adelante, puede ser disponer de una alarma para las horas de las tomas o incluso de una llamada telefónica. El objetivo es evitar la repetición de tomas o incluso el olvido de algún fármaco
Acompañarlos a las visitas médica. Que la persona afectada asista acompañada a las visitas médicas resulta fundamental para poder conocer, con exactitud, el diagnóstico y las recomendaciones de los profesionales
Preservar la seguridad. Para evitar cualquier peligro en el domicilio es recomendable tomar ciertas precauciones como puede ser la instalación de una cocina de seguridad con detectores de humo y gas
Mantener la dieta controlada. Los desórdenes en la alimentación son un riesgo importante para las personas con demencia que viven solas. Hay medidas sencillas que pueden ayudar a que éstos lleven a cabo una alimentación equilibrada: ayudarles a confeccionar la lista de la compra, organizar todos los menús del mes o, si la persona tiene problemas de movilidad, hacer la compra por Internet
Observar la conducta. Estar atentos a los cambios en el comportamiento de la persona afectada e identificar cualquier alteración en su estado de ánimo puede ser muy relevante para conocer el desarrollo de la enfermedad, detectar cualquier complicación y tomar nuevas medidas, si es necesario.
Crear redes. Los vecinos, los amigos, el mercado del barrio, el personal del centro médico habitual… Si saben que una persona tiene deterioro cognitivo pueden ser de ayuda para el afectado si se desorienta o, por ejemplo, si de pronto no sale de casa durante días, etc.
Aprovechar la tecnología. En un mundo hiperconectado, la distancia geográfica no es un obstáculo insalvable. Estar cerca de esas personas a pesar de la distancia es la mejor forma de cuidarles. Podemos usar desde el teléfono hasta herramientas gratuitas, conocidas y sencillas, como podrían ser Skype, la videollamada de Whatsapp o FaceTime
ACE
9/12/2019