ntre el 70 y el 80% de los niños que sufren el trastorno por déficit de atención y/o hiperactividad (TDAH) llevan una vida normal gracias al metilfenidato, el fármaco al que mejor responden estos enfermos.
Así de rotundo se muestra el presidente de la Sociedad Gallega de Neurocirugía Infantil, Jesús Eirís, quien insiste en la necesidad de diagnosticar este trastorno cuanto antes para evitar la cuesta abajo emocional y psicológica que implica no atender este síndrome.
Eirís explica que todos los ensayos han probado la gran eficacia de este fármaco, que permite a los pacientes con TDAH darle un “cambio tremendo” a su vida y, sobre todo, a su futuro. “Sin él, no podríamos tratar a entre un 6 y un 10% de los pacientes, lo que repercutiría negativamente sobre su evolución laboral, social y familiar”, dice. El fracaso escolar debido a la incapacidad para prestar atención y la nula percepción de los límites y de la autoridad les auguran un futuro negro. “Un pozo”, ilustra Eirís.
Falta de dopamina
De esta forma, quiso dejar claros los beneficios del metilfenidato, después de la polémica sobre su consumo ilegal entre jóvenes en sustitución de otros estupefacientes más caros. “La gente no puede dudar de él; permite aumentar la cantidad de dopamina en el cerebro para que las céludas funcionen correctamente”, explica.
El problema de los niños con TDAH, por tanto, radica en un factor biológico, en “una disfunción ejecutiva” provocada por un fallo en sus neurotransmisores -que conectan entre sí las neuronas- y por la falta de la dopamina. El metilfenidato permite que funcione mejor.
De esa forma, “se logra que se desenvuelva en la vida como si no tuviese nada”, apostilla antes de cargar contra “falsos mitos”.
A por el diagnóstico precoz
Este experto, que ayer intervino en un simposio sobre hiperactividad celebrado en Santiago de Compostela, incidió de manera especial en la necesaria coordinación que debe existir entre los especialistas y los pediatras. Abogó por que estos últimos estén sensibilizados con este trastorno y puedan diagnosticarlo cuanto antes.
En este sentido, recordó que no existe una sola prueba determinante para diagnosticarle a un niño un TDAH. Sin embargo, asegura que varios mecanismos permiten detectarlo. “Es fundamental conocer su evolución natural y, sobre todo, si se comporta igual en varios ambientes. Si sólo lo hace en casa, es otro problema”, razona.
Detectarlo cuanto antes, además, no sólo limita los efectos del TDAH, sino los comórbidos asociados. Únicamente un 20% de los casos padecen el TDAH sin otro mal asociado. “El resto tiene problemas como dislexia, ansiedad o trastornos del lenguaje”, explica.
El simposio profundizó en los aspectos neurobiológicos determinantes en el TDAH, pues este síndrome está relacionado “en gran parte de los casos con cuestiones genéticas”, dice Eirís para explicar que “estos niños no son así porque quieren”. Finalmente, también reiteraron el éxito del tratamiento farmacológico con metilfenidato.
El correo
15/03/2006