En un nuevo estudio realizado en múltiples sitios de niños sordos con implantes cocleares, los investigadores de la Universidad de Texas (UT) Dallas, en Estados Unidos, han descubierto que los niños sin exposición o exposición limitada a la lengua de signos terminan con mejores habilidades auditivas, de habla y de lectura más tarde. El trabajo es uno de los primeros estudios longitudinales a nivel nacional de cómo la exposición al lenguaje de señas afecta a los receptores de implantes cocleares jóvenes.
El tema de si los niños con implantes cocleares deben comenzar su experiencia de comunicación con el lenguaje de signos ha sido controvertido, pero la doctora Andrea Warner-Czyz, profesora asistente en la Escuela de Ciencias del Comportamiento y Cerebro (BBS) de la UT Dallas y coautora del estudio, dice que esta investigación aclara los resultados de esas decisiones.
"Si usted quiere que su niño sordo sea un comunicador oral y tenga niveles de lectura y lenguaje a la par con sus compañeros de audición normales, el lenguaje de signos con ellos puede no proporcionar la vía más fácil para ese resultado", afirma esta experta, cuyo trabajo se ha publicado en la revista 'Pediatrics'.
Un implante coclear es un dispositivo biomédico implantado quirúrgicamente en la cóclea para reemplazar la función del oído interno dañado. La agencia estadounidense del medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) ha aprobado la implantación coclear en niños con pérdida auditiva severa a profunda tan pronto como al año de edad.
La doctora Ann Geers, investigadora de la BBS que fue la principal autora del estudio, considera que una pregunta importante que se plantean los padres que escuchan normal y los profesionales que trabajan con los usuarios de implantes cocleares pediátricos es si las habilidades del lenguaje hablado son mejor desarrolladas centrándose en el habla auditiva o si la exposición temprana a un lenguaje visual inequívoco proporciona una base importante para el aprendizaje de un idioma hablado.
PEORES RESULTADOS CON LA LENGUA DE SIGNOS TRAS EL IMPLANTE
Para determinar la respuesta, Geers, Warner-Czyz e investigadores de seis centros de implantes cocleares en Estados Unidos estudiaron a unos 100 niños con implantes cocleares. Los niños, al igual que el 95 por ciento de todos los niños nacidos con pérdida de audición, tenían padres con audición normal. Los niños tuvieron una exposición temprana a la lengua de signos que continuó más de dos años después de la implantación, exposición temprana al lenguaje de signos que se detuvo antes de dos años después del implante o no tuvieron ninguna exposición al lenguaje de señas.
Cada año, los investigadores analizaron cómo se desenvolvían los niños en las áreas de percepción del habla, inteligibilidad del habla, lenguaje y lectura. El estudio mostró que los niños que continuaron comunicándose a través de los signos después de dos años de tener un implante coclear presentaban peores resultados en todos los ámbitos de comunicación, particularmente en comparación con aquellos que no usaron la lengua de signos en absoluto.
"Este estudio proporciona el apoyo más convincente aún disponible para los beneficios de la escucha y el lenguaje hablado a la hora de promover el desarrollo verbal en los niños implantados a los 3 años de edad --apunta Geers--. En contra a afirmaciones publicadas anteriormente, no hay ninguna ventaja en el uso del lenguaje de señas por parte de los padres, lo que confirma la decisión de muchos padres que escogen no usar el lenguaje de señas cuando su hijo recibe un implante coclear".
Los investigadores apuntan que los hallazgos del estudio deben ser una poderosa herramienta de asesoramiento para las familias, especialmente aquellas cuya lengua materna es la hablada en lugar de la de signos. "Muchas de estas familias piensan que una vez que su hijo reciba un implante coclear, se acabó; pero hay mucho trabajo para lograr que estos niños obtengan resultados exitosos, algunos de los cuales tienen que ver con cómo se usa el lenguaje hablado para comunicarse con su hijo", concluye Warner-Czyz.
Ecodiario
30/06/2017