Con los medios disponibles hoy en día, es posible detectar antes del tercer mes de embarazo la alteración cromosómica responsable del síndrome de Down.
Esta es la principal conclusión de un estudio que acaba de ser publicado en la revista The New England Journal of Medicine.
Un estudio realizado en 15 hospitales de Estados Unidos comparó la eficacia de las pruebas que habitualmente se emplean para detectar el síndrome de Down cuando se realizan en el primer trimestre del embarazo y en el segundo.
Los resultados hablan por sí solos: cuando estos métodos de detección se llevan a cabo en la semana 11 de embarazo, detectan el 87 por ciento de las trisomías 21.
En cambio, si se emplean después del tercer mes de gestación diagnostican el 81 por ciento de los casos.
En los años 70, el sistema de diagnóstico genético prenatal era muy simple: a aquellas mujeres con al menos 35 años se les ofrecía una amniocentesis, una prueba que en aquella fecha permitía detectar entre el 25-30 por ciento de los embarazos con anomalías como la trisomía 21, o síndrome de Down.
Sin embargo, este sistema conllevaba un riesgo de aborto ya que consiste en introducir una aguja larga y fina a través del abdomen de la embarazada para extraer líquido amniótico y analizarlo.
Con el transcurso de los años y los avances médicos, se han desarrollado pruebas diagnósticas no invasivas que, realizadas en el segundo trimestre de gestación, determinan la probabilidad que presenta la mujer de tener un hijo con este trastorno.
Si ese riesgo es alto, la gestante puede someterse a la amniocentesis entre la 15 y la 18 semana de embarazo para confirmar la presencia de trisomía 21.
En España, la interrupción legal del embarazo tiene como fecha límite la semana 22.
Cronica de hoy
2/12/2005