Aumentar el nivel de la molécula también podría ser beneficioso en otras enfermedades como la de Huntington y el Alzhéimer
Investigadores de la Universidad Thomas Jefferson, en Estados Unidos, han demostrado una forma de ayudar a que el cerebro de los ratones produzca más de su propio gangliósido GM1, una sustancia protectora que se reduce en los cerebros de los pacientes de Parkinson, como revelan en un estudio publicado este miércoles en la revista de acceso abierto 'Plos One'.
Aunque existe una serie de tratamientos para aliviar los síntomas de la enfermedad de Parkinson, hasta la fecha ninguno ralentiza de forma fiable la progresión de la enfermedad. En el 2013, una molécula llamada gangliósido GM1 se mostró prometedora en pacientes no solo para aliviar los síntomas sino también frenar la progresión de la enfermedad, aunque ha sido difícil de hacerlo y administrarlo a los pacientes para su uso regular.
"El gangliósido GM1 ha demostrado ser una gran promesa en pacientes con Parkinson", dice Jay Schneider, el autor principal del estudio y profesor en el departamento de Anatomía Patológica, Anatomía y Biología Celular de la Escuela de Medicina Sidney Kimmel de la Universidad Thomas Jefferson. "Sin embargo, teniendo en cuenta las dificultades con la fabricación de GM1 y su suministro al cerebro, queríamos ver si podíamos convencer al cerebro para fabricar más de su propio GM1", añade Schneider.
PROBLEMAS DE FABRICACIÓN Y DE SEGURIDAD
Las células nerviosas en el cerebro generan normalmente el gangliósido GM1, aunque en los pacientes con Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas la sustancia se produce en niveles mucho más bajos. Pese a que investigaciones anteriores han mostrado que a los pacientes que se les administra gangliósido GM1 presentan una mejoría en los síntomas y la progresión, el estándar actual de la industria para obtener gangliósido GM1 es extraer la sustancia a partir de cerebros de vaca, que tiene numerosos problemas de fabricación y de seguridad.
La sustancia, además, no puede ser fácilmente fabricada sintéticamente. "Estuvimos pensando que debería haber una forma de evitar todo esto. En lugar de poner más GM1 en el cerebro, se nos ocurrió que podríamos tratar de conseguir que el propio cerebro fabricara más", relata el doctor Schneider quien, junto a sus colegas, buscó en la literatura existente descubriendo que una enzima llamada sialidasa era capaz de convertir a gangliósido GM1 otros que se producen naturalmente en el cerebro.
INYECCIÓN CONTÍNUA DE SIALIDASA
Estos expertos probaron su idea en un modelo de ratón de la enfermedad de Parkinson. Tras insertar una bomba que inyecta continuamente la sialidasa en el cerebro del roedor, los investigadores simularon la aparición del Parkinson. En este ratón, Schneider y colegas vieron protección neuronal en niveles similares a los observados en los ratones inyectados directamente con gangliósido GM1.
"Estamos muy contentos de ver que esto podría funcionar en el modelo de ratón. Como el suministro a largo plazo de enzimas sialidasas al cerebro requeriría la implantación de un sistema de bombeo, que podría no ser óptimo, actualmente estamos trabajando en enfoques de terapia génica alternativos para mejorar los niveles de GM1 en el cerebro", agrega.
Crear otras formas de mejorar los niveles de gangliósido GM1 en el cerebro podría resultar beneficioso en una serie de enfermedades además del Parkinson, como en la enfermedad de Huntington y el Alzhéimer. Schneider está investigando nuevos enfoques de terapia génica que podrían mejorar el contenido de gangliósidos GM1 de las neuronas y planes para estudiar el potencial neuroprotector de estos enfoques. Se han presentado patentes provisionales sobre estas tecnologías.
Agencias
5/12/2015