La sordera ya no es un padecimiento solo de adultos mayores, ya que en la actualidad muchos de los jóvenes están perdiendo el sentido de la audición.
Según los especialistas esto no es por razones físicas o genéticas, sino por factores externos como las discotecas, el abuso del volumen mientras se escucha música con audífonos, y en general el ruido que se produce en las ciudades por el tráfico vehicular, obras, entre otros.
De acuerdo con un informe de la Corporación Autónoma Regional del Quindío, en Armenia uno de los sectores que mayor ruido ambiental registra durante el día, es el centro de la ciudad, debido principalmente al flujo vehicular, pitos de automotores y carros en mal estado.
En algunas ciudades el ruido es considerado un serio problema de salud pública. Mientras más alto sea su nivel, mayor será el daño que causa. Las autoridades concluyen que un nivel ‘aceptable’ está entre los 35 y los 45 decibelios.
Para dar una idea de lo que significa, los pájaros y el viento en un bosque producen entre 35 y 40 decibelios; el tráfico de automóviles, entre 85 y 100, los vehículos pesados producen hasta 125, un tractor 140 y un taladro neumático 120.
Aunque en la capital quindiana y otros municipios del departamento las autoridades correspondientes adelantan labores para disminuir la contaminación auditiva, el uso de reproductores de audio móviles no se puede controlar y es poco lo que se hace en los establecimientos de diversión nocturna en especial en los alejados de la ciudad.
Por esta razón, las instituciones médicas están haciendo un llamado a los ciudadanos entre los 14 y 25 años que son los que más utilizan auriculares y los que generalmente acuden a las discotecas, para que disminuyan estas prácticas y se ubiquen a una distancia prudente de parlantes en los lugares antes mencionados.
Los especialistas explicaron que sobre todo la música escuchada a un volumen elevado, está enfermando el oído de las personas de menor edad y los está preparando para otros daños más graves en pocos años.
“Escuchar una canción a 85 decibelios o más es suficiente para producir una pérdida leve de audición permanente —hipoacusia—, que se agrava con la edad. Incluso, les adelanta la sordera propia de la vejez. Comienza con un menoscabo de la audición, que va de 20 a 40 decibelios y de esta manera el afectado deja de oír, generalmente, los tonos más agudos, como el timbre tradicional del celular, y los pitidos de los computadores y de algunas máquinas”, indicaron.
Resaltaron que poco a poco se destruye la habilidad de entender una conversación mantenida en voz baja y los sonidos de alta frecuencia. Pueden oír pero no entender, porque los sonidos consonantes, que son los de alta frecuencia, son los que se dañan primero. Esta pérdida convierte en una enorme dificultad, distinguir entre los sonidos de la s y la f.
Además de la disminución de la capacidad auditiva, otros daños asociados al ruido son: interferencias en la comunicación oral, perturbación del descanso y del sueño, efectos en el sistema cardiovascular, secuelas mentales, irritación en los hogares e interferencia con las labores cotidianas
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13/11/2014