Un total de 14 niños y jóvenes tarahumaras provenientes de comunidades serranas han cambiado su vida e incrementado sus posibilidades de superarse al recibir educación, hospedaje y alimento, con la oportunidad de desarrollarse y convivir en la Casa Abrigo de la Fundación de los Amigos de los Niños de Chihuahua, A.C., donde reciben herramientas para incorporarse en la dinámica de la ciudad.
"Lo que queremos es que sobresalgan, que no estén en el abandono, que no vivan en la calle, que tengan educación, herramientas como la lectoescritura, para que de perdida en la calle sepan cómo se llama el camión en el que pueden ir a su casa, o para llenar cualquier formato que se pide, que sepan escribir bien su nombre y todos sus datos generales; son las herramientas básicas", señaló Elizabeth Lozano Miramontes, colaboradora de la asociación.
Lozano Miramontes explicó que las madres tarahumaras dejan a sus hijos solos en la casa porque al llegar a la ciudad deben ponerse a trabajar para sacarlos adelante, eso conlleva a no estar cuidados, alimentados ni educados.
Además es remota la probabilidad de que pudieran mandarlos a la escuela, porque muchos de ellos no tienen para darles los tres alimentos diarios, menos para gastar en útiles, tareas, uniforme o copias para exámenes.
La fundación va a cumplir 17 años, y se creó por la necesidad de tener una casa hogar, los demás programas surgieron con el tiempo. Casa Abrigo, es un programa totalmente gratuito, no se les pide nada los papás, ni ropa, ni útiles, ni una cuota de recuperación.
Los recursos provienen de donaciones que recibe la asociación. "Nosotros como asociación civil somos donatarios autorizados y tenemos cinco padrinos fijos, que nos echan la mano, con 50, 100 pesos por semana, que es de donde echamos mano cuando se nos acaba el gas, con lo que le pagamos a nuestra trabajadora manual que está en la casa, alzando, lavando, y con lo que le echamos gasolina a la camioneta para llevarlos y traerlos a la escuela.
También de ahí pagamos cuando nos piden dinero para tareas, 10 pesos por cabeza para los exámenes, y cuando hay eventos en la escuela, todos tienen que cooperar", explicó. La vida que llevan los niños dentro de la Casa Abrigo, es como vivir dentro de una gran familia de muchos hermanos, donde "no dejan de ser vagos, como todos los niños, hacen sus travesuras y bromas entre ellos, como cualquier casa donde hay muchos hermanos.
De hecho, hay muchas generaciones de hermanitos, otras que ya se fueron a lo largo de estos 17 años", compartió Elizabeth Lozano
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15/12/2013