Mantener la autonomía funcional del paciente con alzheimer el máximo tiempo posible es el principal reto al que se enfrentan los neurólogos y al que, según los expertos, debe encaminarse el tratamiento de una enfermedad que afecta a más de medio millón de personas en España y que, de momento, no tiene cura.
En los últimos años se ha producido un cambio de concepto: ya no es importante que la persona sepa sumar más o menos si no le va a servir para su día a día; hay que intentar que pierda cuanta menos autonomía mejor.
Así lo ha asegurado a Efe el doctor Guillermo García Ribas, coordinador del Grupo de estudio de conducta y demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN) con motivo de la celebración mañana del Día Mundial del Alzheimer.
Se trata de lograr que el paciente pueda hacer en mayor o menor medida las cosas que hacía antes de detectarle la enfermedad, lo que va a repercutir en su calidad de vida y en la de sus familias, ha insistido este neurólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Y el diagnóstico temprano es la herramienta fundamental para ello, insiste.
Se estima que entre un 30 y un 40 por ciento de los casos están sin diagnosticar, por lo que "uno de los caballos de batalla" es intentar llegar a un diagnóstico lo más preciso y precoz posible, ha señalado el doctor García Ribas.
"Todavía siguen apareciendo en nuestras consultas personas con demencias, que no tienen autonomía, y que llevan años necesitando un soporte familiar sin que se les haya diagnosticado".
Una de las causas de que esto ocurra es que se sigue manteniendo la creencia de que "el cumplir años obliga a perder facultades mentales y esto no es así".
De hecho, más de la mitad de las personas de entre 80 y 90 años no las pierden.
Es verdad que el envejecimiento, ha explicado este neurólogo, conlleva una ralentización de la capacidad para realizar las actividades diarias, pero no la pérdida de autonomía funcional. "Si se pierde, hay que acudir al médico".
Las primeras señales de alerta son dificultades de memoria sobre hechos que tienen que ver con el día a día y la incapacidad de poder recordarlos aunque se den pistas. Además, no ocurren de forma aislada, sino que se repiten.
Otro síntoma que debería dar la "voz de alarma" de que algo está ocurriendo es la apatía, aunque muchas veces se confunde con la depresión.
La Sociedad Española de Neurología confía en que la Estrategia Nacional de Enfermedades Neurodegenerativas, en la que trabaja actualmente el Ministerio de Sanidad, mejore el diagnóstico temprano, el tratamiento, la investigación y el cuidado y atención de enfermos y cuidadores.
Otros países europeos ya disponen de esta herramienta. "Nosotros hemos empezado tarde, pero estamos dando los pasos", ha señalado García Ribas.
En su opinión, la Estrategia deberá marcar el camino a seguir, especialmente a familiares y cuidadores, sobre qué deben hacer en cada momento, ya que se trata de una enfermedad progresiva, evolutiva e incapacitante.
Precisamente por ello, según el neurólogo, la administración debería modificar los mecanismos de evaluación para adecuar el grado de discapacidad al momento en el que el enfermo va a recibir las ayudas. "Eso es mejorar la eficiencia de los procesos".
El alzheimer es una enfermedad dinámica y, en muchos casos, los especialistas pueden anticipar lo que va a pasar. Por ello, "anticipemos también las ayudas".
No obstante, este especialista en neurología prevé un futuro esperanzador. "Cada vez más personas del ámbito de la ciencia y de la medicina nos estamos dedicando a esto casi en exclusividad" y se está investigando "activamente".
Efe
21/09/2013