Investigadores norteamericanos han encontrado una vulnerabilidad molecular común en el autismo y el trastorno del espectro alcohólico fetal, condiciones ambas que poseen síntomas de deterioro social y se originan durante el desarrollo del cerebro en el útero.
El estudio, que publica este viernes 'Alcoholism: Clinical & Experimental Research', encontró que los hijos varones de las madres ratas a los que se les administró alcohol durante el embarazo tienen deterioro social y los niveles alterados de genes relacionados con el autismo que se encuentran en los seres humanos. La descendencia femenina no se vieron afectados.
Pero el daño provocado por el alcohol puede ser revertido. Una dosis baja de la hormona tiroidea tiroxina dado a las madres ratas que tomaron alcohol en los momentos críticos durante el embarazo alivió las deficiencias sociales y revirtió la expresión de los genes relacionados con el autismo en su descendencia masculina, según las concluciones del estudio.
"Los efectos beneficiosos de tiroxina en este modelo animal plantea una pregunta interesante sobre si las metas y os tratamientos farmacológicos nuevos se podrían desarrollar para estos dos trastornos", explicó Eva Redei, autora principal del estudio y profesora de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento en la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, en Chicago (Estados Unidos).
Redei pidió precaución en la interpretación de estos resultados por su relevancia para los tratamientos en el trastorno del espectro alcohólico fetal humano y el trastorno del espectro autista, ya que se necesitan estudios en humanos para confirmarlo. "El estudio no significa que el alcohol consumido por la madre sea la causa del autismo", enfatizó.
Redei decidió investigar una posible relación entre los dos trastornos cuando observó similitudes entre ambos, como que son problemas del neurodesarrollo, tienen síntomas de deterioro social y afectan más a hombres o de forma diferente que a las mujeres. El autismo afecta a los hombres frente a mujeres en una proporción de nueve a uno y deterioro social en el trastorno del espectro de alcohol es específico masculino.
ESTUDIO DE DOSIS BAJAS
En un estudio previo, Redei y sus colegas administraron una dosis mucho más grande de la hormona tiroidea a las ratas que tomaron alcohol durante el embarazo y encontraron que el aprendizaje de las crías masculinas y déficit de memoria se invirtió por este tratamiento. En el estudio actual, Redei quería encontrar la dosis más pequeña de la hormona tiroidea que invierte efectivamente las consecuencias conductuales del trastorno del espectro alcohólico fetal.
En el estudio, los científicos administraron alcohol a ratas hembras embarazadas y examinaron los niveles de diez genes que se sabe que son vulnerables en el autismo humano en el cerebro de la descendencia masculina. De esta forma, los investigadores descubrieron que los niveles de esos mismos genes se vieron afectados.
Para probar el comportamiento de la descendencia, las ratas se pusieron en una jaula con un cachorro de rata no amenazante. Una interacción social normal es que la rata pase mucho tiempo olfateando el cachorro e interactúe con él, sin embargo, estas ratas casi no olieron a las crías en comparación con las ratas de control, lo que indica un comportamiento social deteriorado.
En un segundo experimento, se administrron dosis bajas de tiroxina a ratas embarazadas que consumieron alcohol. Cuando su descendencia masculina se puso posteriormente en una jaula con un cachorro de rata, la descendencia exhibió conducta olfatoria normal y sus cerebros mostraron niveles normales de los genes relacionados con el autismo.
"La tiroxina revirtió el déficit tanto en el nivel de sus genes como en su comportamiento social", dijo Redei. Elif Tunc-Ozcan, autor principal del estudio y estudiante de doctorado del laboratorio de Redei, está investigando cómo suplementos prenatales de la hormona tiroidea revierten los déficits de comportamiento en el modelo de trastorno del espectro alcohólico fetal
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28/08/2013