La dislexia, una deficiencia de la lectura, la escritura y el aprendizaje, no tiene una causa universal, según las conclusiones de un estudio científico protagonizado por investigadores estadounidenses y chinos. Su origen está en una alteración de las zonas cerebrales que controlan el lenguaje, pero lo que han demostrado los investigadores es que en aquellas personas que utilizan un lenguaje basado en signos, como los chinos, estas disfunciones son distintas a los que emplean un sistema alfabético, como el inglés. Esta investigación es la primera que demuestra que las regiones cerebrales subyacentes en los problemas de lectura difieren de una cultura a otra.
Los científicos asumían hasta ahora que la dislexia, a la que se le atribuye una base genética y que no está relacionada con la inteligencia, tenía un origen biológico común para todos los idiomas. En el estudio publicado en el último número de «Nature», los investigadores de las Universidades de Pittsburg, Hong Kong, Pekín y de los Institutos Nacionales de la Salud, han demostrado que, en niños chinos, esta disfunción se encuentra situada en el gyrus mediofrontal izquierdo del cerebro y no en la región temporoparietal izquierda.
Esta zona cerebral tiene la función de analizar los fonemas y convertir las unidades de escritura en fonemas. Estos dos procesos cognitivos son fundamentales para la lectura. Para llevar a cabo su estudio los científicos, dirigidos por el profesor Wai Ting Siok, utilizaron resonancia magnética para obtener imágenes del cerebro de niños chinos con problemas de lectura y también de pequeños sin esta disfunción. Así, concluyen que en estos casos la dislexia se manifiesta fundamentalmente por un déficit en la conversión de la forma gráfica en sílaba y con la forma de trasladar la parte gráfica a la semántica.
Ritmos del habla
Según señala el profesor Ting, estos dos procesos están controlados por el gyrus mediofrontal izquierdo del cerebro, que es básico para la lectura fluida de la lengua china (mandarín), formada por un grupo de idiomas que se encuadran en el tronco linguístico de las lenguas monosilábicas con inflexión de tonos. Este trabajo abre las puertas a tratamientos más eficaces para los niños chinos con dislexia, y se complementa con los estudios llevados a cabo por científicos británicos, en los que se sostiene que esta disfunción puede deberse a un problema en la percepción de los ritmos del habla.
Cabe recordar que otro equipo de la Universidad de Washington, dirigido por Elizabeth Aylward, utilizó a principios de este año técnicas de resonancia magnética para confirmar que los cerebros de niños disléxicos pueden leer de forma correcta.
Fuente ABC.es
22/09/2004