A sus casi 70 años, doña María Ortiz descubrió el enorme placer de leerles historias infantiles a su nieta y a otros niños que quedan seducidos por sus relatos. Y esta aventura es posible para ella y para muchos otros abuelos y padres gracias al Paseo de la Lectura, espacio creado por la Municipalidad de Monteros. En el predio de lo que fue la estación ferroviaria, por avenida Avellaneda, se construyó el paseo con el fin de recuperar el hábito de leer integrando a la familia. Y allí van doña María y sus amigos a dar rienda suelta a su nueva afición.

Hasta ahora el proyecto está obteniendo resultados sorprendentes. "Los chicos están encantados de que les relate cuentos y les explique lo que no entienden. Les entusiasman las historias de Pulgarcito o la de Caperucita Roja. A esta actividad le pongo mucha garra, y lo hago por mi nieta y por las otras criaturas", comentó doña María. "Venir aquí a reunirse al aire libre con los chicos y otros padres, mientras se comparte un mate o un dulce, es una cosa muy agradable. En mi caso me hace sentir, al mismo tiempo, muy útil", añadió.

El caso de doña María es similar al de otros adultos que se sumaron al proyecto. El Paseo de la Lectura, que funciona todos los días, se integra con una biblioteca infanto-juvenil que dispone de unos 1.700 ejemplares donados, y un centro informático comunitario, habilitado en un moderno edificio que se construyó con fondos donados por la Minera Alumbrera. Ahí también se habilitó recientemente un servicio de fonoaudiología.



Integración

La propuesta que se robustece día a día fue impulsada por la Red de Mujeres Solidarias de esa ciudad. María del Carmen Carrillo, coordinadora de la organización, apuntó que la experiencia superó las expectativas de respuesta que se habían previsto. "Es como un salón de lectura, pero al aire libre. Vienen muchas familias a sentarse alrededor de las mesas que se ha instalado en este espacio, que antes estaba cubierto de malezas. Ahí toman mate mientras leen un libro. También comparten otras actividades", detalló.

La biblioteca, según precisó, es integradora porque dispone de un software para chicos no videntes. Además, se está incorporando una biblioteca parlante en la que trabajarán los susurradores.

El paseo cuenta con muebles y obras artesanales hechas por Ricardo Álvarez, artesano de la zona. La bibliotecaria, Patricia Rodríguez, comentó que pasan por el lugar unos 100 niños por día, a los que suman los padres o abuelos que los acompañan. "Los adultos llegan con sus equipos de mate, dispuestos a leer o a observar las actividades que se realizan", contó.

Patricia se refería a los talleres de narración o de dibujo, que se llevan a cabo casi a diario. "Hay jóvenes que les enseñan a los chicos a plantar árboles y a cuidarlos", agregó. El horario de funcionamiento es de 9 a 12 y de 15 a 17.

Por su parte la fonoaudióloga, Gabriela Verzinni, explicó que el área a su cargo instrumenta un tratamiento y contención que tiene como soporte terapéutico un taller de títeres al que se incorporan los padres. "La respuesta que está obteniendo este espacio es amplia. No solo llega gente de Monteros, sino también de localidades aledañas. Con mis colaboradores atendemos principalmente a niños con dislalia, que son los que no hablan a pesar de que tienen la edad para usar un lenguaje correcto", informó. "Afortunadamente, integrando a los papás a las actividades de los hijos se alcanzan logros muy satisfactorios en los chicos que sufren trastornos articulatorios del lenguaje", sostuvo Verzinni.



Gratificante

El de Monteros es el primer espacio de lectura fijo y al aire libre del interior de la provincia. Antes la Municipalidad se manejaba con la biblioteca móvil, que se desplazaba por distintos barrios.

El vecino Oscar Díaz enfatizó que es gratificante que esta propuesta intente distraer un poco a los niños de la televisión o de los juegos de computadora para incorporarles el hábito de la lectura. "Está bueno que en esto se comprometa a toda la familia -observó-. Así también se la está uniendo".

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12/10/2012