Los pacientes gijoneses parecen querer rebelarse. Las esperas para operaciones quirúrgicas o pruebas diagnósticas, así como el retraso en el pago de prótesis y otras ayudas, están colmando la paciencia de más de uno. Y es que las dificultades económicas que la sanidad pública asturiana tiene para afrontar sus pagos no sólo está pasando factura a las grandes empresas de suministros, sino también a los enfermos. Juan Antonio Barro y Juan Antonio García son padres de dos niños con dificultades de audición. Llevan meses esperando que el Servicio de Salud del Principado (Sespa) les abone la ayuda a la que tienen derecho para financiar parte de los audífonos que necesitan sus pequeños y cuyo coste llega a superar, en el mejor de los casos, los mil euros cada uno.

Al hijo de Juan Antonio Barro, que tiene ahora siete años, le detectaron una hipoacusia bilateral hace 24 meses. Tiene reconocida una minusvalía del 26% y tendrá que usar el audífono de por vida. Esta prótesis resulta vital para el pequeño, que jamás llegó a pronunciar la 's' o la 'f', ya que sus oídos no llegan a captarla, y «por tanto, no las aprende», comenta su padre. «El problema no es que tengas que adelantar el dinero para comprar el audífono, sino que, incluso, parece que estás mendigando al Principado cuando es nuestro derecho recibir una ayuda para los audífonos». Juan lleva esperando más de tres meses por la asignación económica, pero sabe de otros padres que como él «aguardan desde hace más tiempo».

Otro de los afectados, Juan Antonio García González, con una niña de 4 años, ha tenido, incluso, que invertir más dinero. Su pequeña sufre una sordera más grave, ya que uno de los oídos lo tiene completamente anulado. Desde octubre espera que el Área de Prestaciones del Servicio de Salud les abone la ayuda: un total de 720 euros. Dicha subvención es la fijada para este tipo de minusvalías y se otorga «una vez cada cuatro años».

«Nos dijeron en este departamento del Servicio de Salud que desde julio que no hay dinero y que tengamos paciencia». Ambas familias aseguran que, «afortunadamente podemos comprarles los audífonos a nuestros hijos, pero si no tuviéramos dinero para gastar mil o dos mil euros, ¿a quién reclamamos?», dice enfadado Juan Antonio Barro.

Fuente:Elcomerciodigital.com

26/02/2004