El método Davis puede ayudar a mejorar las habilidades de lectoescritura.
El hijo de Gertrudis Pardo tenía 9 años y no podía leer, era un poco errático e invertía letras. Era intolerante y vivía mortificado. Asistía a terapia ocupacional y al centro especial de ayuda en su colegio, y había pasado por miles de diagnósticos. Una pariente que vivía en Estados Unidos le contó del método Davis, que su hijo había hecho en California. A los 14 años no podía leer y escribir, y luego de dos días de taller, comenzó a captar los avisos en la calle.
Getrudis buscó sobre el método en Colombia y encontró a Laura Sink de Díaz, educadora estadounidense que se había capacitado en el método.
Fue entonces cuando ella le dijo que probablemente su hijo tenía dislexia. ¿Qué es esto? De acuerdo con el método Davis, es un don, una diferencia perceptiva. "La persona tiende a no procesar sus pensamientos con los sonidos de las palabras sino con imágenes, sensaciones o conceptos", explica Laura.
Mientras los no disléxicos escuchan una voz interna cuando por ejemplo planean su día, los disléxicos pueden no escuchar voz alguna, más bien ven una película. Además de pensar en imágenes, muchos de ellos perciben de manera multidimensional y de allí una de las dificultades más conocidas: la inversión de números y letras al escribir, como la p, la d, la q, el 3 y la E. Cuando alguien voltea una silla patas arriba, la ve de otra forma, pero sigue siendo una silla, porque tiene tres dimensiones, pero si se mira una letra desde distintas perspectivas, cambia, pues esta solo tiene dos dimensiones. En últimas, una q es una p vista desde otra perspectiva. Y para el disléxico todas esas visiones son acertadas.
El método Davis enseña a "apagar" esas múltiples dimensiones para reducirlas a dos, y a entender esas palabras para las que no existen imágenes. Es muy fácil comprender qué son un caballo, una vaca, un árbol, pero no sucede lo mismo, por ejemplo, con palabras como cuál, qué, cómo. Mediante el uso de plastilina y definiciones, los disléxicos adquieren imágenes de estos conceptos y es así como pueden leer y escribir en forma correcta.
El método no solo corrige las dificultades sino que le hace ver al disléxico que puede prender y apagar su forma de percibir el mundo, que según Davis es un don. Las dificultades se producen porque la persona no sabe que lo tiene y tampoco sabe cómo manejarlo. Una vez lo entiende y sabe qué hacer con él, corrige los problemas.
Andrés, por ejemplo, tiene hoy 11 años. A los siete invertía las letras y tenía muchas dificultades para escribir. Una profesora del colegio le recomendó el método Davis, él lo hizo y ahora puede escribir y leer. Cuando no aplica lo que aprendió, vuelve a invertir números y letras, pero lo bueno es que tiene perfectamente claro que depende de él mejorar esta situación.
El método, sin embargo, no es muy conocido y varias personas son escépticas. Gertrudis cuenta que en el colegio de su hijo los profesores son incrédulos, pero de todas formas han visto cambios. Ella explica que el niño modificó mucho su actitud y su comportamiento, y esto ha sido muy importante para toda la familia.
Los disléxicos, según el método Davis, además de presentar dificultades con la escritura y la lectura, las matemáticas o a veces con su comunicación oral, también pueden presentar problemas con la vista, el oído, el sentido del movimiento, el equilibrio y el sentido del tiempo. Esto varía mucho en cada persona y por eso a veces es tan difícil de detectar. Pero nada de esto está relacionado con la inteligencia. Los disléxicos no tienen ninguna dificultad mental.
Según Laura Sink, este método también sirve para ayudar a los niños con ciertos problemas de aprendizaje.
¿De dónde salió?
Ron Davis era un estadounidense que cuando pequeño presentó problemas para aprender. En 1980, a los 38 años, corrigió su propia dislexia y por primera vez pudo leer un libro. Luego de varias investigaciones desarrolló con un equipo de académicos el método que lleva su apellido. Según Laura Sink, en el mundo existen cerca de 450 personas entrenadas para aplicarlo, se ofrece en alrededor de 40 países y en 30 idiomas.
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26/03/2011