Una mujer se sienta en la consulta del neurólogo. Aunque mira a su médico a la cara, no es capaz de responder a ninguna de sus preguntas. Ni cómo se llama, ni los números del uno al 10. Después de varias sesiones con un fármaco que actualmente se utiliza para tratar la artritis reumatoide, parece que la paciente recupera la soltura, y hasta es capaz de nombrar varios objetos que el mismo médico le va mostrando en un cuaderno. No es un milagro, sólo un paso más, todavía pequeño, en la lucha contra el Alzheimer.
El vídeo que muestra la mejoría de esta mujer con Alzheimer acompaña a un estudio que esta semana publica la revista 'Journal of Neuroinflammation'. Un trabajo con pocos pacientes, sólo 12, pero que podría abrir una nueva puerta para mejorar las capacidades del lenguaje de las personas con demencia.
La investigación, llevada a cabo en Los Angeles (EEUU), utilizó un tratamiento dirigido contra el llamado factor de necrosis tumoral alfa (TNF), un componente crucial para regular el funcionamiento cerebral y la transmisión de impulsos neuronales. Los científicos, encabezados por Edward Tobinick y Hyman Gross, sospechan que los pacientes con Alzheimer tienen elevados niveles de TNF, lo que dificulta la transmisión de señales a su cerebro, y les provoca dificultades de memoria, concentración o lenguaje, entre otras.
Por eso utilizaron un tratamiento dirigido para reducir los niveles del factor de necrosis tumoral, denominado etanercept (que se comercializa como Enbrel), y que de momento sólo está aprobado por las autoridades sanitarias para tratar varios tipos de afecciones inflamatorias, como la artritis y la psoriasis.
Nombrar objetos
En total, 12 participantes con Alzheimer de moderado a severo fueron tratados con 25-50 mg semanales de esta sustancia, durante un total de seis meses. En algunos casos, como el de la mujer del vídeo, la mejoría era rápidamente visible por los médicos y por sus cuidadores; incluso en tan sólo unos minutos.
Los pacientes mostraron una clara mejoría de sus habilidades verbales después de la terapia; así como de su memoria y fluidez en el discurso. Los afectados por la demencia lograron mantener conversaciones con sus especialistas, nombrar objetos corrientes, pronunciar con claridad y obedecer las indicaciones verbales que les hacían. Uno de los sujetos, de 78 años, llevaba cuatro meses sin pronunciar una sola palabra.
Aunque reconocen las limitaciones de su pequeña investigación, los investigadores animan a otros colegas a llevar a cabo ensayos clínicos más numerosos y controlados dirigidos en esta línea. En primer lugar, admiten, habrá que aprender a determinar el mejor modo de administración del fármaco, la dosis adecuada y el intervalo de tratamiento.
"Se puede argumentar que se trata de pocos pacientes", reconocen Tobinick y Gross sobre su estudio, "pero en lugar de limitar la relevancia científica de estas observaciones, sería mejor verlas como conclusiones que merecen más estudio".
"Estas conclusiones, además, aportan nuevas pistas sobre los mecanismos patofisiológicos que subyacen a la enfermedad de Alzheimer y otras demencias relacionadas", concluye su trabajo. Además, sugiere que la inyección de etanercept "también podría reducir la carga de los cuidadores en el caso de pacientes muy seleccionados con demencia grave".
El Mundo
22/07/2008