La necesidad de reducir el desconocimiento que hay en torno a la dislexia, para facilitar su detección a una edad temprana, es una de las principales conclusiones del segundo congreso estatal sobre este problema que ha tenido lugar en Palma durante el fin de semana.

Así lo explicó tras la clausura del congreso el presidente de la Federación Española de Dislexia, Iñaki Muñoz, quien remarcó que el foro ha puesto el acento en las dificultades que hay a la hora de diagnosticar a un escolar disléxico y en la excesiva frecuencia con la que un niño que sufre este problema es confundido con un alumno vago.

Los alrededor de 450 participantes en el seminario advirtieron también de la importancia de que los alumnos que padecen dislexia puedan acceder a materiales adecuados a sus dificultades de aprendizaje, al igual que nadie discute que un niño ciego necesita libros en braille para leer, dijo Muñoz.

Catorce escolares de Primaria y Secundaria que están diagnosticados como disléxicos explicaron, durante la clausura del seminario, sus experiencias y algunos de ellos lamentaron que su problema no hubiera sido detectado antes, debido a las dificultades de aprendizaje que tuvieron que superar sin ayuda.

Según la Asociación Dislexia y Familia (Disfam) de Baleares, el 99 por ciento de afectados que pide ayuda sufre problemas emocionales.

De acuerdo con un cálculo estadístico de esta entidad, se sitúa entre el 10 y el 15 por ciento el potencial de población que puede padecer este problema, que, sin embargo, tiene un nivel muy bajo de diagnosis, por lo que la enfermedad es conocida como el 'transtorno invisible'.

Así sucede en Baleares, donde sólo se han detectado centenares de casos, de un conjunto potencial de disléxicos que podría situarse en las 150.000 personas.

No obstante, los transtornos más graves causados por esta enfermedad, que sufren los aquejados de una dislexia severa, sólo afectan a alrededor de un 5 por ciento de los enfermos.

Terra
2/01/2007