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¿Cómo tratar al infante con transtornos del lenguaje?

El medio ambiente es un elemento que influye poderosamente, positiva o negativamente, sobre el desarrollo del lenguaje en el niño, por lo que es conveniente para un desarrollo mas óptimo, la abundante estimulación externa.

Durante los primeros 5 años de vida, a excepción del infante sordo, el niño se limita a reproducir lo que oye; he ahí la importancia de proveerlo de un modelo correcto.
Cuando una criatura está adquiriendo el lenguaje, puede suceder que la familia se preocupe en exceso, o por el contrario, no se preocupe por la manera de hablar del pequeño.
Aún cuando el infante no padezca ningún trastorno del lenguaje, no es conveniente pretender que la criatura hable correctamente desde el principio, pues fisiológicamenrte es imposible no pasar por las etapas de adquisición del lenguaje. Al niño que se le fuerza a hablar, mas tarde será un individuo inhibido o combativo, con trastornos de la personalidad y de la conducta.

El entorno del niño puede desfigurar su lenguaje tratando de imitar el lenguaje distorsionado del que apenas está aprendiendo a hablar. Es importante que el trato de los padres respete la edad cronológica de sus hijos, sin pretender exigirles lo que no pueden dar, ni tampoco sobreprotegerlos.

Es menester realizar un enfoque múltiple del niño desde un punto de vista clínico, pediátrico, neurológico, otorrinolarigológico, psicológico, fonoaudiológico, pedagógico, kinésico, etc.

Puesto que el lenguaje anormal conlleva la pérdida de confianza en sí mismo, de amor propio, de entusiasmo, de curiosidad e interés, de alegría, de aceptación y comprensión hacia las demás personas, pérdida de compañerismo, de cooperatividad y de sentimiento de pertenecer a un determinado grupo o lugar; además del aumento de un sentimiento de inferioridad, apatía, desilusión, tristeza, antagonismo hacia los demás, combatividad en reemplazo de cooperación, soledad y tendencia al aislamiento; es imprescindible darle seguridad al infante; no obligarlo a ir mas allá de sus posibilidades fonatorias, es decir, aceptar de él lo mejor que pueda dar (o incluso algo menos); no debe tener una posición de
privilegio ("pobrecito") ni tampoco de discriminación basados en su problema; debe sentir que no será sancionado por hablar incorrectamente, ello constituye un gran estímulo para él. Es poco conveniente felicitarlo cuando pronuncia correctamente, pues de esta manera le esta haciendo sentir desaprobación cuando comete errores de articulación; sin embargo, deben conocer las capacidades, potencialidades y limitaciones del niño para saber en que
circunstancia y ante que tareas puede exigirle un rendimiento mayor. Una amenaza constante de fracaso puede impedir el desarrollo armónico de su personalidad. La madre le proporcionará retroalimentación verbal correctiva y en forma afectuosa. Nunca debe obligar al niño a decir nada. Si el niño habla, la madre aprueba, lo vuelve a decir correctamente después de él pero sin pedirle que lo vuelva a repetir corregido.

 

Referencias

FAIRMAN, S.(1998). Trastornos en la Comunicación Oral. Fonoaudiología para docentes, estudiantes y padres. Argentina, Ed. Viamonte.
RONDAL, J. SERON, X (1988). Trastornos del Lenguaje III. Afasias, retrasos del lenguaje, dislexia. España, Ed. Paidos.
DELVAL, J. (1994). El Desarrollo Humano México, Siglo Veintiuno Editores.

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