El primer argumento es el que él denomina el intelectual. Indica que los que promueven la integración del currículo aducen que las ideas en cualquier campo de estudio se enriquecen con las teorías, conceptos y conocimientos de otros campos.
Integración curricular y globalización.
Decía J. R. Gass en el prólogo del libro Interdisciplinariedad y ciencias humanas publicado en 1979 que "La interdisciplina de hoy es la disciplina del mañana". Sus palabras nos hacen pensar inmediatamente en el poder transformador de la educación que es capaz de ajustarse a nuevas estructuras, tradiciones, actitudes que jamás pensamos que podrían cambiar. Cada día vemos más cómo se están derrumbando las estructuras que tradicionalmente han regido nuestras vidas. En la academia y a tenor con la cita antes mencionada estamos viviendo la necesidad de romper con la estructura de las disciplinas.
Según Torres (1996) la disciplina es una manera de organizar y delimitar un territorio de trabajo, de concentrar la investigación y las experiencias dentro de un determinado ángulo de visión. Cada disciplina ofrece una imagen particular de realidad, o sea, de aquella parte que entra en el ángulo de su objetivo.
Esta estructura existente desde finales del siglo XIX y a principios del XX ha sido la unidad primaria de la organización académica. Las escuelas y las universidades se organizan por departamentos, éstos a su vez están organizados por disciplinas. La facultad, por su parte, se prepara académicamente y se contrata por los conocimientos que posee en esa disciplina. Los colegas de su disciplina los recomiendan para las posiciones que existen en el mundo académico. La identidad del maestro o profesor se la da su disciplina. El desarrollo profesional que recibe es primordialmente en su disciplina y en muy pocos casos trasciende las fronteras de la misma. Cuando lo hace, puede que no sea bien visto. También existen las asociaciones profesionales que contribuyen a acentuar esa identificación y el vínculo con la disciplina que le da una identidad particular. Los estudiantes también se identifican por las disciplinas. En las universidades seleccionan una en específico para especializarse.
Por casi un siglo las disciplinas académicas han probado ser unidades útiles para que los docentes adquieran y transmitan el conocimiento. También han servido como entes eficientes y burocráticos para organizar la vida académica. La organización por disciplinas también ha creado barreras y ha sido camisa de fuerza para los docentes. Esto ha hecho que empecemos a buscar nuevas alternativas para organizar la vida académica. De ahí que ha surgido un nuevo interés en la integración curricular.
Jerry Gaff (1989) esgrime tras argumentos para éste. El primer argumento es el que él denomina el intelectual. Indica que los que promueven la integración del currículo aducen que las ideas en cualquier campo de estudio se enriquecen con las teorías, conceptos y conocimientos de otros campos. Además, el mundo no se ha organizado tomando en consideración la estructura disciplinar de la academia. Para poder buscar soluciones a los problemas que aquejan a nuestras sociedades, tales como: la contaminación ambiental y la salud, se requiere los conocimientos y las perspectivas de varias disciplinas. Es más, muchos de los desarrollos más innovadores han cruzado las barreras de las tradicionales disciplinas. Hoy día tenemos campos de estudios tales como: ingeniería genética, ciencias cognitivas, biotecnología, biofísica, geoquímica, psicofarmacología y otros.