Parálisis Cerebral es la secuela de una agresión encefálica, que se caracteriza primordialmente por un trastorno persistente, pero no invariable, del tono, de la postura y del movimiento, que aparece en la primera infancia y que no solo es directamente secundario a ésta lesión no evolutiva del encéfalo, sino debido también a la influencia que dicha lesión ejerce en la maduración neurológica (Barraquer, B., Corominas, V., Noguer, R., Ponces, V. y Torras, B.; 1966).
Influencia de la depresión materna en la rehabilitación de un hijo con parálisis cerebral. (II Parte)
Marco teórico.
Capítulo I
Aspectos generales.
El desarrollo psicomotor es un proceso continuo mediante el cual un niño adquiere habilidades gradualmente más complejas que le permiten interactuar cada vez más con las personas, los objetos y las situaciones de su medio ambiente; pero este proceso no siempre ocurre sin dificultades.
Gran parte del comportamiento del ser humano se manifiesta a través de movimientos y acciones de los músculos que son guiadas por el sistema nervioso central, pero en ocasiones, los movimientos o la postura no son controlados debido a que el sistema nervioso central se encuentra afectado.
La Parálisis Cerebral es una discapacidad que ocurre por una lesión en el cerebro inmaduro y en desarrollo. Esta lesión es irreversible, no progresiva que ocurre antes, durante o poco tiempo después del parto. Trae como consecuencias anormalidades de la postura, del movimiento y puede acompañarse de defectos preceptúales, visuales, auditivos y del lenguaje, así como de debilidad mental y convulsiones (Campero, C.M. y Lahud, R.I.; 1981).
Para Bax (1964) la Parálisis Cerebral se define como un trastorno del movimiento y de la postura debido a un defecto o lesión en el cerebro inmaduro. La lesión cerebral no es progresiva y causa un deterioro variable de la coordinación de la acción muscular, con la resultante incapacidad del niño para mantener posturas normales y realizar movimientos normales. Este impedimento motor central se asocia con frecuencia con afectación del lenguaje, de la visión y la audición con diferentes tipos de alteraciones de la percepción, cierto grado de retardo mental y/o epilepsia.
Parálisis Cerebral es la secuela de una agresión encefálica, que se caracteriza primordialmente por un trastorno persistente, pero no invariable, del tono, de la postura y del movimiento, que aparece en la primera infancia y que no solo es directamente secundario a ésta lesión no evolutiva del encéfalo, sino debido también a la influencia que dicha lesión ejerce en la maduración neurológica (Barraquer, B., Corominas, V., Noguer, R., Ponces, V. y Torras, B.; 1966).
De acuerdo a las definiciones anteriores, la lesión afecta al cerebro inmaduro, interfiriendo con la maduración del sistema nervioso central, lo cual tiene consecuencias específicas en términos del tipo de Parálisis Cerebral que se desarrolla. Es una discapacidad que no tiene un componente genético, sino que más bien está relacionada a factores prenatales, perinatales y postnatales que afectan al niño hasta los dos o tres años.
Un niño con esta discapacidad puede adquirir muchas habilidades si su ambiente es apropiado, pero si su familia no le proporciona las oportunidades adecuadas, su discapacidad inicial, aunque sea leve, se puede convertir en un problema de desarrollo, o sea, en una restricción o deficiencia en sus capacidades para caminar, hablar, ver, oír, relacionarse con los demás, etc. Las consecuencias de tales desventajas y problemas de desarrollo pueden llegar al grado de incapacitarlo para la participación en actividades cotidianas de su familia y su comunidad.
1.1. Antecedentes
La parálisis cerebral es definida por Little en 1861 (Farrera y Rozman, 1976) como un término que describe un grupo heterogéneo de casos en afectación del sistema nervioso central generalmente no progresiva.
Sir William Osler en 1889 (Farrera y Rozman, 1976), en el título de su monografía sobre “Tales Males” utilizó por primera vez el término “los paralíticos cerebrales”.
A la Parálisis Cerebral se le ha definido de varias formas: Porsitan en 1950 (Harrison, 1975) afirma que es una condición caracterizada por parálisis, debilidad, incoordinación o cualquier otra aberración de las funciones motoras causadas por una lesión en los centros del control motor del cerebro. Los Bobath en 1956 (Crickmay, 1984) la describen como un trastorno sensoriomotor, y señalan que se trata de un grupo de entidades nosológicas consiguiente a un desarrollo anormal del encéfalo o a una lesión encefálica. Westekle en 1961 señala que no es solo un tipo de trastorno neuromuscular, sino un grupo de trastornos que ocurren como consecuencia de un compromiso de áreas de control motor corticales o subcorticales. Fait en 1966 (Fanconi y Wllgren 1975) caracteriza a la parálisis cerebral como una condición resultante de un daño cerebral que se manifiesta por varios tipos de incapacidades neuromusculares; incapacidades caracterizadas por un mal funcionamiento del control motor voluntario. Bleck en 1975 la describe como un desorden no progresivo del movimiento y la postura que se inicia en la niñez debido a un daño o a un mal funcionamiento del cerebro.
Por las definiciones que ofrecen diversos autores, se puede concluir que la parálisis cerebral es una alteración no progresiva del movimiento o función motora, resultado de la lesión o funcionamiento anómalo del sistema nervioso central que ocurre en la etapa prenatal, perinatal o durante la infancia temprana.
Además de las deficiencias motoras, en algunos casos, se asocian a la parálisis cerebral deficiencias sensoriales, auditivas y de lenguaje, dificultades en el aprendizaje, problemas de adaptación social, problemas en el desarrollo, y problemas emocionales y de la personalidad (Shahusprare, R. 1972).