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La verdadera escencia de poner límites: Enseñanza y respeto en la crianza

Los padres que aprenden a establecer límites enseñan a sus hijos que actúan desde el amor, no desde el control o autoritarismo. Son congruentes y muestran respeto hacia sus hijos. Cuando un hijo no puede seguir los límites, se dialoga con él, se le pregunta qué sucede y se escucha atentamente lo que tiene que decir.

Raquel Guerrero | 15/03/2025

Estoy tan cansada de estar peleando con mi hijo, no entiendo por qué no obedece. Dicen que me falta ponerle límites pero ya no sé qué más hacer. Le he quitado el celular, permisos para salir, y hasta amigos y nada parece funcionar. Entre más le exijo más parece odiarme y negarse a obedecer.

Marcela

¿Qué es poner límites?

A menudo se cree que muchos de los problemas que enfrentamos con nuestros hijos se deben a la falta de límites. Nos instan a establecerlos y a hablarles sobre lasimplicaciones de no seguir nuestras indicaciones. Sin embargo, esta perspectiva puede llevar a lacreencia errónea de que poner límites es simplemente lograr que nuestros hijoshagan lo quedecimos que deben hacer, o seenfrentarána lasconsecuencias.Por tanto, muchos padres asumen que poner límites es exigir ciertas conductas o reglas, y si el hijo no las obedece, se sienten con derecho amostrar impaciencia o enojo. Esto es un error.

Poner límites no implica gritar, exigir o criticar; no es un camino hacia las ofensas. No debemos confundir el establecimiento de límites con vigilar, ordenar y castigar cuando los hijos no cumplen órdenes. Esto solo provoca que actúen a escondidas para evitar el castigo, en lugar de preocuparse por su propio bienestar. Los límites sanos no incluyen gritos, control, amenazas o faltas de respeto, ya que estas son formas de agresión que generan enojo y rechazo en los hijos. Este enfoque conduce directamente a perder la confianza y credibilidad ante nuestros hijos.

Los límites se enseñan, no se imponen

El establecimiento de límites no debe ser una imposición autoritaria, sino un proceso de enseñanza. Tu hijo necesita aprender a cuidarse a sí mismo, y esto se logra mostrándole los límites que todos seguimos para proteger nuestro bienestar. Estos no son reglas arbitrarias ni regaños; son lecciones de vida que deseas que aprenda por amor, para que sus decisiones surjan desde su interior, basadas en el respeto y el autocuidado.

Muchos niños, al sentirse incomprendidos o presionados por sus padres, responden tomando decisiones impulsivas que, a menudo, no conducen a resultados positivos. Su comportamiento puede revelar lo que no pueden expresar con palabras. Si tu hijo solo aprende a evitar el castigo, entenderá que debe ocultarte la verdad, no protegerse. Pierdes su respeto cuando descubre que puede romper las reglas sin consecuencias aparentes, porque logró que no lo descubrieras. En lugar de responsabilizarse por sus actos, puede sentir que te ha engañado y ha burlado los límites que intentaste establecer. Luego descubrirá que las consecuencias de sus actos pueden presentarse a través de circunstancias adversas en su vida. Esto significa que no aprendió a cuidarse a sí mismo, sino a engañarte.

Límites sanos

Los padres que aprenden a establecer límites enseñan a sus hijos que actúan desde el amor, no desde el control o autoritarismo. Son congruentes y muestran respeto hacia sus hijos. Cuando un hijo no puede seguir los límites, se dialoga con él, se le pregunta qué sucede y se escucha atentamente lo que tiene que decir. Se le demuestra que se busca una solución con preocupación genuina, pues se le está enseñando a amarse y a cuidarse.

El objetivo es que tus hijos tomen decisiones que reflejen un entendimiento genuino de su valor y necesidades, no que actúen por enojo o rebelión. Si fundamentas los límites en una relación de confianza y comunicación abierta, ayudarás a que se conviertan en individuos seguros y capaces de tomar decisiones conscientes y responsables. Puedes enseñarle a autorregularse dialogando, preguntándole qué cree que es lo mejor para él, ayudándolo a distinguir las consecuencias y a asumir la responsabilidad de sus decisiones. Enfócate en que aprenda a preguntarse qué considera necesario para sentirse bien consigo mismo y ayúdalo a lograrlo. Así, le enseñas a establecer objetivos y alcanzarlos, contando contigo como su apoyo, no como su inquisidor.

Es importante estar preparado para guiarlos, mostrándoles cómo cuidarse y respetarse a sí mismos. Aunque no siempre tú y tu hijo estarán de acuerdo, ve esto como una magnífica oportunidad para una conversación amable y respetuosa. En estas pláticas, puedes acercarte a él y mostrarletu interés enque aprenda a amarse yacuidar de sí mismo.

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