Busca:   en:
Inicio > Revista

Entusiasmo y pasión como fortaleza ante las dificultades

El entusiasmo —como fortaleza de carácter— se entiende como un rasgo personal disposicional y, por tanto, situado su lugar de control interiormente dentro de las competencias de cada persona, más que en las fortuitos sucesos agradables y gratificantes que puedan ocurrir por el azaroso devenir de los eventos.

Introducción

El entusiasmo es un estado anímico positivo sustentado en la emoción de la esperanza y su correlato cognitivo de optimismo junto a la competencia de resiliencia ante las dificultades.

El entusiasmo es un vivero de pasiones positivas de diversa índole. El entusiasmo parte desde una actitud de curiosidad y asombro agradecido por sucesos vividos con saboreo emocional.

Nuestro cerebro tiñe primariamente de emociones todas nuestras experiencias desde el denominado sistema límbico o cerebro emocional el cual transmite así la información hasta la corteza frontal del cerebro (zona de toma de decisiones) con valores o valencias emocionales relacionadas con pasiones gratas (positivas) o con valores emocionales relacionados con pasiones desagradables o incluso peligrosas para nosotros (negativas).

En función de ese teñido emocional —previo a la toma de decisiones— dedicaremos o evitaremos nuestro empeño en distintos tipos de tareas o eventos. Evidentes son los ingentes estudios que demuestran que las pasiones negativas como la ansiedad son barreras ante la adecuación de cualquier tipo de aprendizaje vital (Coronado-Hijón, 2017).

Esta es la principal clave: todo tipo de aprendizaje es emocional o efectivamente no es aprendizaje. Si el cerebro emocional no valora un estímulo o experiencia como importante emocionalmente no se desperdiciarán neuronas en establecer redes neuronales irrelevantes para nuestro funcionamiento cerebral eficaz. Esta es la clave fundamental que nos ha relevado las investigaciones neurocientíficas al respecto (Immordino et al., 2007).

La buena noticia es que el entusiasmo es una actitud y, por tanto, puede enseñarse y aprenderse —con el objetivo de desarrollarla como una aptitud o fortaleza competencial— con procedimientos y técnicas de evidencia de eficacia contrastada en propuestas que plantean abordajes e intervenciones psicoeducativas proactivas. Como se recoge en el libro Entrena tu entusiasmo (Coronado Hijón, 2025), El entusiasmo genuino no solo es conveniente, sino necesario. Es un estado de ánimo deseable por indispensable.

Atendiendo a la Clasificación de Fortalezas y Virtudes de Valores en Acción, realizada como resultado de los estudios bajo dirección de Christopher Peterson y Martin Seligman, donde se identificaron 24 Fortalezas englobadas en 6 categorías de Virtudes comunes en la gente, la Fortaleza de Pasión y Entusiasmo se encuentra incluida dentro de la Virtud de Trascendencia. Esta virtud es una categoría donde se incluyen las fortalezas de carácter que se proyectan y conectan con amplios aspectos exteriores al sujeto, trascendiendo así al “yo” o “ego” personal, desde una apertura de perspectivas holísticas muy proactiva. Una de las consecuencias más fascinantes de las emociones trascendentes (asombro, compasión, gratitud, entusiasmo) es que se potencian entre sí y por ello, es conveniente desarrollarlas entremezcladas para potenciar su efecto positivo en el saludable bienestar personal.

Entrenar competencias implica (como nos alecciona la filosofía oriental) planear objetivos que distingan entre entrenar la conciencia o conocimiento sobre la naturaleza específica objeto de desarrollo y entrenar las acciones o procedimientos que convierte a la capacidad en competencia. En Japón utilizan el término keiko, para hacer referencia al entrenamiento de la conciencia sobre algo y la palabra renshu para hacer referencia al entrenamiento de las acciones o procedimientos. Relacionarlos significativa y funcionalmente conseguirá el necesario estado de ánimo entusiasta mantenido para abordar experiencias efectivas de aprendizaje de manera tan virtuosa como si de un arte se tratara. Con esta metodología conseguiremos de seguro, un mayor y más adecuado conocimiento.

Esperanza, optimismo y resiliencia

El estado de ánimo del entusiasmo desarrolla emociones de esperanza y su correlato cognitivo del optimismo resiliente que funcionan como una fortaleza mental de la persona.

La esperanza es una emoción que actúa como un puente —entre nuestros estados anímicos tristes y los de alegría— sustentado en la creencia personal optimista de que los eventos negativos y perjudiciales que pudieran acaecer no serán permanentes, globales e incontrolables sino que serán mayormente temporales, localizables y controlables en alguna medida. Esta creencia personal relativista favorece que atendamos más eficazmente el afrontamiento de dificultades en nuestras experiencias mediante proactividad en el moldeamiento de los sucesos o, en caso de imposibilidad, de generación de alternativas eficaces de compensación y mejora de la situación (Coronado-Hijón, 2023).

Este tipo de afrontamiento activo construye, a su vez, un carácter resiliente ante las dificultades y adversidades que nos ayuda a sobreponernos a esas dificultades con mayor conocimiento de la naturaleza de estos y de recursos (propios y externos) de los que podamos disponer para la mejora de la situación (Coronado Hijón, 2021).

Entusiasmo comprometido

El entusiasmo —como fortaleza de carácter— se entiende como un rasgo personal disposicional y, por tanto, situado su lugar de control interiormente dentro de las competencias de cada persona, más que en las fortuitos sucesos agradables y gratificantes que puedan ocurrir por el azaroso devenir de los eventos. Esta segunda opción de expectativa personal puede acarrear la dependencia de sucesos externos favorables a los que se esperan desde una actitud dependiente de los acaeceres externos más que de las propias competencias de afrontamiento y resolución de las dificultades de aprendizaje y participación vital. Es por ello por lo que el genuino entusiasmo entendido como fortaleza de carácter ha sido estudiado en situaciones donde los sujetos tenían que afrontar retos y dificultades vitales con proactividad comprometida.

Esta proactividad de compromiso con las tareas se ha estudiado bastante en el ámbito anglosajón bajo la denominación de engagement social, aplicado en un principio a conductas en organizaciones y extendida posteriormente a otros ámbitos como el académico o social, desde perspectivas holísticas ecosistémicas (Coronado Hijón, 2010).

Sustentado en pilares de vigor, dedicación y flow, desde la perspectiva del entusiasmo comprometido, se entiende que —para su desarrollo— es necesario un cierto nivel de vigor mantenido en altos niveles de energía física y psíquica, resiliencia mental en las actuaciones y persistencia en el afrontamiento de situaciones de retos y dificultades. La dedicación saludable incluye una fuerte motivación y entusiasmo que genera pasión y percepción de que los desafíos pueden ser abarcables progresivamente. El factor del fluir (flow) se caracteriza por la capacidad de concentrarse en la tarea de tal manera que se sienta que el tiempo transcurre suavemente sin prisas ni estrés, saboreando el momento y todos los pequeños agradables detalles de la actividad, mezclados como un cóctel anímico delicioso.

Aunque estos tipos de entrenamientos o intervenciones han sido ampliamente debatidos, las conclusiones comunes, sobre sus resultados, han sido estadísticamente relacionadas en una revisión de Sin y Lyubomirsky (2009), observándose resultados finales positivos en la mejora competencial vital de los participantes en este tipo de intervenciones psicopedagógicas, tanto en el entusiasmo y su atención sobre aspectos positivos de la vida, como en la persistente involucración en conductas, actividades y hábitos positivos en los que desarrollan sus fortalezas y bienestar subjetivo.

Si, pues, de las cosas que hacemos, algunas tienen una finalidad en sí mismo y las demás cosas que hacemos es por causa de esa finalidad, y todo lo que elegimos no está determinado por otra cosa tan relevante, es evidente entonces que esta finalidad será para nosotros lo bueno y lo mejor. ¿No es verdad, pues, que el adecuado conocimiento de este bien tendrá un gran sentido en nuestra vida?

Aristóteles, Ética a Nicómaco, I, 2, 19-25

 

Referencias

Coronado Hijón, A. (2010). Orientación e intervención familiar en el contexto educativo desde el enfoque ecosistémico. Ed. Universidad Nacional de Educación a Distancia (España).

Coronado Hijón, A. (2017). The mathematics anxiety: a transcultural perspective. Procedia-Social and Behavioral Sciences, 237, 1061-1065.

Coronado Hijón, A. (2021). Resiliencia: cómo sobreponerse a las presiones ya la adversidad psicosocial. Ed. Universo de Letras.

Coronado Hijón, A. (2023) Resiliencia a las dificultades y estrés psicosocial. Espacio logopédico. Articulo 3710

Coronado Hijón, A. (2025). Entrena tu entusiasmo: Cómo elevar el ánimo vital. Plataforma Editorial.

Immordino -Yang, M. H., & Damasio, A. (2007). We feel, therefore we learn: the relevance of affective and social neuroscience to education. Mind, Brain and Education, 1(1), 3 10.

Park, N., & Peterson, C. (2009). Character strengths: Research and practice. Journal of college and character, 10(4), 1-10.

Sin, N. L., & Lyubomirsky, S. (2009). Enhancing well‐being and alleviating depressive symptoms with positive psychology interventions: A practice‐friendly meta‐analysis. Journal of clinical psychology, 65(5), 467-487.

Gastos de envío
G R A T I S
Envíos España península para pedidos superiores a 59,90 euros (más iva) (condiciones)

Compartir en:

compartir FaceBook

Síguenos en: Síguenos en Twiter | Síguenos en Facebook | Instagram | pinterest

Enlaces rápidos a temas de interés

BOLETÍN

RSS | XHTML | CSS
Mapa Web | Registro | Contacta
© Majo Producciones 2001-2024 - Prohibida la reproducción parcial o total de la información mostrada