La pérdida o disminución del movimiento facial puede ocurrir en cuestión de horas o días. Dependiendo del alcance de la lesión se pueden producir alteraciones graves de la calidad de vida del paciente como dificultad para comer, beber, hablar o expresar sus emociones.
La parálisis facial consiste en la pérdida total o parcial de movimiento muscular voluntario en un lado de la cara. Se produce por un fallo en el nervio facial que no lleva órdenes a los músculos principales de la cara.
La parálisis facial central se produce por una lesión a nivel cerebral, no a nivel del nervio, y sólo afecta la mitad inferior de la cara. Puede ser consecuencia de un infarto cerebral, un tumor cerebral o una malformación vascular cerebral.
La parálisis facial periférica (parálisis de Bell) es relativamente frecuente y en general tiene buen pronóstico, aunque en algunos casos puede resultar en una paresia facial o una parálisis completa.
La pérdida o disminución del movimiento facial puede ocurrir en cuestión de horas o días. Dependiendo del alcance de la lesión se pueden producir alteraciones graves de la calidad de vida del paciente como dificultad para comer, beber, hablar o expresar sus emociones.
Puede haber dolor facial o en el oído y puede haber presencia de ruidos fuertes. Dolor de cabeza, ausencia de sensibilidad auditiva, pérdida o disminución del gusto y ausencia de saliva o babeo.
La parálisis facial también puede estar relacionada con la incapacidad del paciente para realizar movimientos voluntarios de los párpados. Se pueden añadir consecuencias psicológicas ya que el cambio de la expresión facial puede originar una sensación de pérdida de la personalidad, frustración, angustia y depresión, porque además produce una deformidad estética, por lo que es importante estar bien informado sobre su patología y su tratamiento.
El tratamiento inicial dependerá de la causa que la originó; el tratamiento más común son corticoides para reducir la inflamación en el nervio facial así como disminuir el dolor. En otros casos, puede ser necesario el tratamiento quirúrgico para reanimar la función facial consiguiendo simetría en reposo y en movimiento con una expresión facial lo más natural posible.
En términos generales, el tratamiento debe ser multidisciplinario, involucra la participación de oftalmólogos, otorrinolaringólogos, fisiatras, cirujanos plásticos, neurólogos, y se debe de contar también con el apoyo de kinesiólogos, fonoaudiólogos y psicólogos para un resultado óptimo.