El acompañamiento terapéutico resulta útil cuando el tratamiento en el consultorio no es suficiente. El objetivo es que el paciente mejore su calidad de vida y maximice todo aquello que refuerce su autonomía
En múltiples ocasiones, los profesionales de la salud se encuentran ante el reto de establecer relaciones de colaboración con familiares y cuidadores para enfrentar situaciones para las que probablemente no están preparados. Para ello es importante el apoyo de un acompañante terapéutico.
El vínculo del acompañante terapéutico con el acompañado permitirá la creación de un espacio terapéutico para que el paciente se sienta escuchado, y contenido dentro de un ambiente de confianza dentro de su entorno habitual.
El acompañante es un facilitador que permite que las personas puedan traspasar barreras que les impide, por ejemplo, salir de su casa o interactuar con otras personas, para que así interactúen con su entorno de una manera más saludable y mejoren su autonomía.
El acompañamiento terapéutico resulta útil cuando el tratamiento en el consultorio no es suficiente. El objetivo es que el paciente mejore su calidad de vida y maximice todo aquello que refuerce su autonomía, su inserción social y bienestar anímico. El acompañante terapéutico es una herramienta más para que el paciente reconstruya su historia de vida.
En resumen, un acompañante terapéutico:
Personas con afasia, Alzheimer, Parkinson, ictus, personas mayores, con alguna alteración cognitiva, etc. se pueden beneficiar del acompañamiento terapéutico.