María Verónica Serafini | 1/06/2023

A raíz de distintas situaciones y decisiones que tuve tomar por problemas personales, sentí que tenía que estudiar algo, que tuviera que ver con ayudar al otro, era imperativo, como un deber ser.

Yo lo venía analizando, pero tras indagar y leer y “replanteármelo”, llegue a la conclusión que debía estudiar Acompañamiento Terapéutico.

Así fue, como, después de buscar y preguntar en varias Instituciones, decidí donde y como realizarlo y después de unos meses llego el tan ansiado  título.

No solo hice el de AT, sino además decidí hacer las especializaciones de Gerontología, Autismo y además realice el de Asistente en Integración Escolar, que me permitía el acompañamiento de niños y/o Adolescentes en las escuelas. No fue lo único que realice, me especialice en otras cosas entre ella las Psicomotricidad.

Incursionando en esto del Acompañamiento, nuevo para mí, porque si bien tenía mucha teoría, no era lo mismo en la práctica, era un mundo totalmente nuevo.

Pasado los meses, trabajando como AT en distintas áreas, notaba que me faltaba algo, nunca se completaba ni mi trabajo, mis objetivos… Hasta que de la nada y MAGICAMENTE, apareció ARTETERAPIA.

Algo totalmente nuevo y que acá en Argentina no es muy conocida. Resumiendo un poco, Arteterapia, es una forma de terapia No Verbal, en la que la expresión a través de creaciones artísticas, donde somos el que acompaña en un proceso de creatividad y el poder lograr que eso que es lo que nos está trayendo malestar, pueda salir de alguna forma.

Como en ese momento solo trabajaba con niños,  era la forma y excusa perfecta para trabajarla, pero con el tiempo y el investigar y el estudio apasionado que me provoca Arteterapia, empecé a trabajar en muchísimas áreas.

Comencé a visualizar muchísimos beneficios, cambios radicales en las personas con las cuales trabajaba y un día empecé a ver sobre todo lo que había logrado en mí. Sí, cambio totalmente mi vida, mi forma de trabajar y de relacionarme… estaba metida en casa.

Estas herramientas que se manejan, se estaban utilizando en casa no solo eran parte de mi trabajo.

Así fue como empecé a buscar otras alternativas donde trabajar, Adultos mayores, mujeres que han sufrido Violencia de género, Talleres a Padres de Bebes a niños y Adolescentes.

Y un día me ví en un Centro de Día, un Hogar donde viven y residen personas con distintos tipos de patologías, que sumado a eso se encontraban en medio de una Pandemia, que los condenaba al encierro por tiempo incierto.

Personas a las que veo sonreir y disfrutar, cada vez que pintamos con los dedos, personas a las que les gusta ese momento de distracción, ese momento en el que pueden ser ellos y expresar lo que siente y tantas veces no pueden contarnos, personas a las que ese ratito, ese dibujo, ese sombrero con Brillos, les llena el alma.

Personas que con su cariño y agradecimiento, hacen de mi profesión un placer y el querer generar más herramientas y cambios, un pequeño granito de Arena, que algún día será el conjunto de muchos que logren cambiar el mundo.

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