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Una característica del yoga que resulta agradable a muchos niños es que no existe competencia con otros, por el contrario, ayuda al descubrimiento y aceptación de si mismo, y propicia el buscar alcanzar los objetivos o retos que la misma persona se marca.
Es común escuchar que la práctica del yoga proporciona importantes beneficios a los niños, pero ¿cuáles serían estos?
El yoga se recomienda a niños y adultos, sin importar su edad. La duración y enfoque de la clase dependerá de la edad, desarrollo e intereses de cada uno quien, aunque cada alumno es diferente, el yoga presenta la ventaja que es muy adaptable para las características, intereses y necesidades de cada alumno, lo que lo hace indicado prácticamente para todos.
El tiempo de las sesiones de yoga dependerá de la edad de los niños; una sesión para niños de cuatro años o edades cercanas puede durar veinte minutos, para que no les resulte cansado o aburrido y pierdan el interés, enfocándose principalmente a estimular y desarrollar sus sentidos y movimientos. Mientras mayores sean los niños, el tiempo puede aumentar, siempre que no perdamos su interés y atención, siendo común llevarlas hasta cuarenta y cinco minutos o una hora. En el caso de los adultos, las sesiones de yoga suelen ser de entre una hora y hora y media.
Existen muchas posturas de yoga y diferentes variantes de cada una de ellas, lo que le permite practicarlo a todos. Aunque haya alguna limitación, lesión o patología, seguramente existe alguna variante que puede indicar la guía para realizarse sin problema, salvo alguna contraindicación específica por parte del médico.
Durante la práctica del yoga, los niños experimentan el autocontrol y reconocimiento de su cuerpo, lo que contribuye desde pequeños a conocerse, amarse y aceptarse. Motiva la introspección, enfocarse en el “aquí y ahora”, y contribuye a encauzar la energía del niño.
Con la constancia, se observa un mejor autocontrol que ayuda al niño a canalizar sus emociones de una manera más positiva, en especial su ira, ansiedad y estrés.
Algunos de los beneficios en el ámbito físico que aporta el yoga, son el desarrollo y destreza de los músculos motores; mejora de fuerza, equilibrio, coordinación y resistencia; aumento en flexibilidad, agilidad y destreza; corrige hábitos posturales, estimula la circulación sanguínea y oxigenación, y permite una mejor canalización de la energía física del niño.
El yoga también implica meditación, que fomenta el autoconocimiento, la confianza en sí mismo, la reflexión y concentración más profunda, por medio del silencio y la relajación.
En una buena práctica de esta disciplina, el guía de yoga irá incluyendo objetivos por niveles de posturas, buscando integrar el cuerpo, mente y espíritu. Con la práctica del yoga, el niño paulatinamente va alcanzando los retos propuestos por el mismo, lo que le da autoconfianza para enfrentarse y superar obstáculos en el futuro.
En las clases de yoga para niños es común incluir mantras (cantos), mudras (posturas en manos), mandalas (dibujos), cuentos e historias mitológicas, así como juegos que permitan ayudar a conocer y manejar las emociones y sentimientos de mejor manera, que permitan poner en armonía mente y cuerpo, para desarrollar personas más sanas física y emocionalmente, con mejores relaciones interpersonales.
Una parte integral del yoga es la respiración; el inhalar y exhalar tranquilamente por la nariz es esencial para la profundizar en las posturas. Con una respiración en armonía, los cantos, juegos y posturas fluyen de forma natural, lo que contribuye al desarrollo del equilibrio emocional y físico del niño.
Dentro de los beneficios de la práctica del yoga en los niños, también podemos mencionar que enfatiza el desarrollo de la atención, concentración, memoria e imaginación.
En el entorno social, la práctica del yoga ayuda a armonizar la personalidad y carácter de cada niño, lo que facilita las relaciones sociales, mejora la comprensión y relación con las personas con que interactúa y convive en su entorno, desarrolla su tolerancia, paciencia y aceptación a los demás y propia.
Con la práctica, se observa que los niños más pasivos empiezan a participar activamente, al desarrollar mayor autoconfianza y aceptación a ellos mismos, mientras que los mayor hiperactividad, la práctica del yoga contribuye a que desarrollen un mejor control de su cuerpo y emociones, facilitando su relajación y concentración, lo que les permite enfrentar de mejor manera el estrés y la falta de interés en las situaciones que se les presentan.
El yoga no está contraindicado con la práctica de otros deportes o actividades, en muchos casos resulta benéfica y complementaria. Una característica del yoga que resulta agradable a muchos niños es que no existe competencia con otros, por el contrario, ayuda al descubrimiento y aceptación de si mismo, y propicia el buscar alcanzar los objetivos o retos que la misma persona se marca.
Para la práctica del yoga se recomienda que el espacio cuente con un ambiente ventilado, silencioso y limpio, un lugar suficientemente amplio para que el niño fluya en movimiento. Es importante que utilice ropa cómoda y de preferencia no haya ingerido alimento un par de horas antes. Se recomienda asistir a clase yoga dos veces por semana, y aunque los resultados varían de un niño a otro, considera que se requerirá aproximadamente de dos meses de práctica continua para observar cambios significativos.
No olvides que la constancia y disciplina que desarrollará el niño con el yoga, así como los beneficios que obtendrá no sólo dependen de él, sino de los padres o personas mayores que se encargarán de llevarlo a las clases, motivarlo y apoyarlo.