El acoso escolar afecta a niños y jóvenes de todas las condiciones sociales, tiene diversas formas de manifestarse y ocasiona grandes daños. Si sospechamos que una persona está siendo acosada, es útil hablar con ella, hacerle sentir importante, incluirla en nuestro círculo de amigos.
El chico que ejerce el bullying necesita descargar sus frustraciones, su soledad y sus temores “castigando” a sus víctimas. Tanto las personas que sufren bullying como los acosadores son chicos que sufren, y en ambos casos será importante buscar ayuda profesional.
El acoso escolar afecta a niños y jóvenes de todas las condiciones sociales; está presente en colegios públicos y privados, en grandes ciudades o en pequeños pueblos. Cada vez es más común escuchar la palabra bullying. Gracias a las redes sociales y a los diferentes medios de comunicación es más fácil enterarnos de las agresiones que existen dentro de algunas escuelas. El acoso escolar tiene muchas formas de manifestarse y ocasiona diversos daños, muchas veces irreparables.
Para que se considere acoso debe tener las siguientes características:
¿Cómo identificar si existe bullying?
¿Qué hacer si alguien es víctima de bullying?
Cuando alguien es víctima de acoso se siente intimidado y excluido, percibe al agresor más fuerte. Generalmente permanece callado por miedo o por vergüenza de ser acosado. Sin embargo, presenta falta de motivación, imprecisión al hablar, comportamiento poco usual o lesiones físicas. Comúnmente se trata de una persona con muy poca confianza en sí misma, insegura, sumisa, introvertida, ansiosa o tan sobreprotegida que cree que no podrá defenderse sola.
Si sospechamos que una persona está siendo acosada, es útil hablar con ella, hacerle sentir importante, incluirla en nuestro círculo de amigos y buscar ayuda profesional. Pero es más importante que como padres de familia fomentemos la comunicación con nuestros hijos desde pequeños, que les brindemos la confianza de platicarnos no sólo las cosas buenas que les suceden, también que nos confíen sus miedos, sus dudas e incluso sus travesuras y que encuentren en nosotros una mano amiga, un confidente, un consejo y no sólo regaños o rechazo, para lo cual debemos de ponernos en sus zapatos y comprenderlos como niños, sin esperar que actúen como un adulto pequeño. Si desde chiquillos procuramos que tengan una buena autoestima y la confianza en su familia y en ellos mismos, que sepan que pase lo que pase habrá alguien con ellos amándolos, apoyándolos y guiándolos, muchas de estas situaciones podrían evitarse.
¿Qué hacer cuando una persona ejerce bullying?
Una característica que tienen en común los niños acosadores es la falta de empatía. Un acosador puede actuar en grupo o liderar acciones para que otros las ejecuten. Establece estrategias a corto y largo plazo. Por lo general no actúan solos porque necesitan hacer valer su poder. El acosador es consciente del daño que hace y tiene la habilidad de saber qué le molesta a su víctima y la hostiga cuando nadie lo ve, por lo que es difícil que los docentes lo miren como un acosador.
El chico que ejerce el bullying necesita descargar sus frustraciones, su soledad y sus temores “castigando” a sus víctimas. Inconscientemente busca reparar los daños de los que él mismo ha sido víctima.
Sin duda un factor influyente es el ambiente donde es criado el niño. Para muchos padres el éxito se encuentra en que su hijo se defienda, que se “proteja de la situación” pues eso habla de la calidad de padres que son. Pero hablamos de una situación exitosa para los padres, para reforzar la autoestima de ellos mismos, el chico solo buscará cumplir las expectativas de los padres para ganar su aprobación, aunque ello implique pisotear a otros.
Igual que en el caso de las víctimas, en la familia del acosador hay un pobre sistema de comunicación; es probable que desde pequeño, incluso desde el vientre materno, se sienta rechazado Alguien que agrede necesita reafirmar su personalidad sobre los más débiles; para sentir que “son alguien”, que ocupan un lugar importante dentro de la sociedad, un lugar que muchas veces no encuentran dentro de su familia, y a la vez sentir que son valiosos. Debido a sus frustraciones, complejos o carencias son impulsivos, controladores, indisciplinados. En muchas ocasiones no muestran sentimientos de culpa y creen que sus padres o maestros no les prestan suficiente atención. Probablemente también sea una persona que está expuesta a mucha violencia en televisión, en videojuegos o en su familia.
Tanto del lado de la víctima como del lado del acosador es necesaria la intervención de los padres. Es imprescindible relacionarnos con las amistades de nuestros hijos, establecer confianza con ellos y no ignorar la situación, así como buscar soluciones que no involucren violencia. Para ello, el primer paso será observar cómo estamos emocionalmente nosotros como adultos, es decir, quizás seamos los que más requerimos ayuda profesional para ayudar a nuestros hijos, por muy doloroso que sea, debemos quitarnos las vendas de los ojos y no autoengañarnos.
Ante una situación de bullying la escuela también debe de tomar cartas en el asunto. Los docentes deben de estar atentos a aquellos niños que frecuentemente se quejan de alguna enfermedad o de dolor de estómago, de cabeza, etc. además de supervisar a los alumnos dentro y fuera del salón, en el patio, el baño, el comedor y actuar contundentemente en caso de sospechar que existe un caso de acoso.
Tanto las víctimas como los acosadores son chicos que sufren, y en ambos casos será importante buscar ayuda profesional.