Cambios simples en la dieta pueden hacer una diferencia en la eficacia de la deglución - dependiendo de la causa de la disfagia. El uso de una sonda gástrica es común en niños que aspiran o que son incapaces de mantener una dieta nutricional a través de la alimentación oral.
Importancia del Manejo de una Dieta Adecuada:
Cambios simples en la dieta pueden hacer una diferencia en la eficacia de la deglución - dependiendo de la causa de la disfagia. Por ejemplo, los niños pueden tener hiposensibilidad a detectar un bolo (esto implica dificultades en la deglución- inicio). El niño puede beneficiarse de una variedad de sabores y texturas que aumentarán la conciencia del sistema autonómico del niño, incluyendo la estimulación térmica (frío / calor) y táctil. El uso de bolos (texturas variadas) también mejorarán la activación de deglución del bebé.
Otras formas de reducir la hipersensibilidad incluyen:
• Utilizar la estimulación vestibular lenta y utilizar la música con un ritmo lento
• Sólo use una presión firme al tocar al niño
• Lentamente aumente la capacidad del niño para explorar su boca con sus manos, o para guardar los juguetes en / alrededor de la boca
• Utilice cepillado y masaje
• Siempre informe al niño antes de la presentación de la comida
Los niños que son o han sido alimentados con tubo o alimentados con una dieta estricta, tendrán que aprender las vías sensoriales y motoras a través de las sensaciones de sabor y textura. Comida fría, la presión sobre la lengua, por ejemplo, de una cuchara, o “practicando” con un bolo que requiere un masticación son técnicas útiles para fomentar una buena deglución (Pinnington y Hegarty, 2000).
A pesar de los cambios en la textura y consistencia, si los problemas de disfagia son graves, el niño puede necesitar una sonda de alimentación por razones de seguridad.
Si bien el objetivo principal del patólogo del habla es asegurar la deglución segura para el niño, un objetivo a largo plazo es hacer tragar del niño de manera normal y permitir así su participación en los aspectos sociales del comer y volver a la normalidad. La alimentación por sonda puede afectar el desarrollo neurológico del niño con respecto a la motricidad oral y el aprendizaje sensorial oral.
El uso de una sonda gástrica es común en niños que aspiran o que son incapaces de mantener una dieta nutricional a través de la alimentación oral. Esta es una decisión en equipo que requiere la cooperación de la familia. Si ninguno de los métodos posturales o dietéticos son suficientes, el uso de una sonda nasograstrica es recomendado. Cuando sea medicamente posible, se recomienda que su uso sea por un periodo de tiempo corto. Estos pueden ser usados mientras que otras estrategias de intervención se aplican para recuperar al niño a la alimentación oral lo más rápido posible. La alimentación oral y alimentación por sonda no son mutuamente excluyentes.
Riesgos del tubo:
Las complicaciones pueden surgir con los tubos de alimentación enteral. Ejemplos incluyen la neumonía por reflujo y fístulas tracto intestinales (Arvedson Brodsky, 2002). La alimentación por sonda mantiene el esfínter esófago abierto y por lo tanto puede causar reflujo, que a su vez, puede conducir a la aspiración.
Gestión de la transición de tubo a la alimentación oral:
La transición de tubo para la alimentación oral es una estrategia de rehabilitación. Strudwick de 2003, afirma niños en alimentación por sonda podrían llegar a la alimentación oral con mayor facilidad:
• Si su disfagia antes de que el tubo de alimentación fuera reciente o se mantuvo por un corto período de tiempo
• Si el deterioro de la alimentación comenzó después de sus primeros 8 meses de edad
Los bebés que están siendo destetados de su tubo de alimentación pueden tener dificultades para adaptarse a tener que chupar un pezón para sentirse satisfechos. Los lactantes con disfagia deben ser constantemente evaluados durante el período de destete para controlar su seguridad de la deglución y la necesidad de otra intervención. Esto incluye un monitoreo constante de los signos de aspiración.
EQUIPO INTERDISCIPLINARIO
Trabajar con un niño con síndrome de Down y la disfagia requiere un enfoque de equipo. La situación ideal sería que los niños con síndrome de Down y sus familias, tengan acceso a los pediatras, la atención sanitaria y los terapeutas durante el primer año de vida (Buckley y Sacos, 2001). Generalmente los equipos están conformados por el médico pediatra, enfermeros, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos/patólogos del habla, trabajadores sociales, psicólogos, nutricionistas y terapeutas respiratorios en algunos casos. Otras especialidades podrían ser consultadas frecuentemente como gastroenterólogos, otorrinolaringólogos y médicos en medicina pulmonar.
De acuerdo con el ICF (OMS, 1980), un enfoque centrado en la familia es necesaria para la gestión eficaz de los niños con problemas de disfagia. La familia debe estar informada de las necesidades del niño y de sus responsabilidades para con el niño durante las comidas.