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Intercambios comunicativos en la afasia y en la demencia: un estudio comparativo del uso de las reparaciones conversacionales. (Parte II)

Este estudio buscó analizar cómo las RC influyen en la construcción de la coherencia y cohesión de la conversación de personas con demencia tipo Alzheimer o con afasia de Broca.
Al analizar un acto de habla, se debe atender la dimensión textual y la dimensión contextual. Por tal razón, se deben integrar aspectos referidos a las formas, los significados y las funciones del discurso, con datos relacionados con los procesos que inciden en los mecanismos de producción y comprensión de los enunciados, teniendo en cuenta que el significado de un texto, depende de múltiples variables y además, de una información compartida entre los actores, donde lo que sabe cada uno de ellos con respecto al saber del otro, es determinante en la selección de la forma. Dicho de otra manera, el intercambio comunicativo no es casual, sigue un delicado programa social y cultural, regulado cognoscitivamente y determinado en gran manera por lo contextual.

Los trastornos del lenguaje en la demencia y en la afasia de Broca

El lenguaje de la persona que sufre demencia tipo Alzheimer presenta una serie de características las cuales varían de un paciente a otro y de acuerdo con la progresión y etiología de la demencia. Las más resaltantes son la anomia, la parafasia, el uso de neologismos y de muletillas o palabras carentes de sentido, un ligero aumento en la longitud de las emisiones verbales y severas dificultades por seguir el tópico de una conversación. Todos estos trastornos provocan una comunicación difícil y costosa entre paciente e interlocutor sano. La dificultad para seguir la conversación aumenta cuando éste último es un extraño al contexto de vida diario y a la historia del paciente, como puede ser cualquier proveedor de salud (terapista del lenguaje, las enfermeras o los médicos) quien debe enfrentar la responsabilidad de atenderlo y decidir sobre el estado de sus habilidades lingüísticas y cognoscitivas.
Las afasias son perturbaciones de la comunicación verbal producidas por lesiones focales del hemisferio cerebral izquierdo en las personas diestras o en el derecho en las zurdas. La afasia de Broca, también llamada de expresión, motriz o motora, se caracteriza por una marcada reducción de la calidad de la expresión oral con una comprensión relativamente mejor. En el lenguaje resalta la dificultad para lograr una adecuada expresión espontánea y por repetición, además de fallar en la denominación, la lectura y la escritura (Griffith de Viloria, 2006).
Desde una perspectiva comparativa, cabe destacar que la persona con demencia presenta una pérdida progresiva de sus habilidades lingüísticas relacionada con el deterioro cognoscitivo característico de este síndrome, en cambio en la afasia, el sujeto afectado experimenta en la mayoría de los casos de forma espontánea o mediada por el efecto de la terapia una mejoría en sus posibilidades de expresión. Consideramos que esta diferencia marca las posibilidades de recuperación y afecta significativamente la actividad de los interlocutores sanos, quienes perciben estas diferencias y actúan de manera ajustada a sus percepciones sobre las posibilidades de comunicación de estas personas.
Las personas afectadas por demencia y por afasia pueden ser incluidas dentro del grupo población especial definido por Pietrosemoli (op. cit) como aquellas personas que por algún evento interno o externo, de evolución natural o de presencia repentina, han padecido o padecen una alteración de algún aspecto de la capacidad lingüística normal, de forma permanente o transitoria. Este concepto nos obliga a definir el concepto de capacidad lingüística normal. Esta misma autora asume como facultad lingüística normal a “la capacidad de cualquier persona para producir habla que este bien estructurada desde el punto de vida de la señal lingüística y que esté apropiadamente relacionada con el contexto en el que se produce” (Pietrosemoli, op. cit, p. 305).
En otras palabras, cuando definimos como normal determinada producción, lo hacemos tomando en cuenta su contenido y forma, así como las posibilidades de actuación dentro de un determinado contexto. Lo normal implica, utilizar las estrategias cohesivas adecuadas y lograr una coherencia tal que permita que una producción lingüística alcance su fin último: producir un cambio en el otro. El concepto de norma lingüística remite pues a las creencias que un grupo tenga con respecto a cómo deben producirse sus actos de habla, a su esquema cognoscitivo o ideológico con respecto al uso del lenguaje y con respecto a cómo concretar el uso de su lengua en determinados contextos.
El lenguaje de la persona con demencia deja de ser normal y comienza a ser especial de manera progresiva a medida que su memoria se ve afectada, en razón de las dificultades que el sujeto manifiesta en el uso de una serie de recursos cohesivos como por ejemplo el empleo de las preposiciones, o por las limitaciones en establecer la concordancia de número o en lo relacionado con recordar o seleccionar la palabra correcta. Pero además, el paciente con demencia puede mostrar una inadecuada lectura del contexto, por lo que no llega a ajustarse a los rápidos cambios contextuales y en consecuencia reducir sus turnos de habla. Esta falla en el proceso de comprender lo que rodea la conversación puede ser explicada por posibles lesiones en la amígdala, pues esta estructura cerebral juega un papel decisivo en la lectura de la expresión emocional del otro y en la elaboración del juicio social (Stone y colbs., 2003).
Todas estas variables limitan sus posibilidades de actuar lingüísticamente de manera eficiente, por ello la interacción con el paciente comienza a ser costosa y se ve afectada además, por la actitud del interlocutor. Su discurso podría ser considerado como especial, en razón de las limitaciones lingüísticas que en él se manifiestan. La interacción se hace difícil tanto para el propio paciente como para el otro, y estos problemas se hacen más evidentes de acuerdo con el progreso de la demencia. Por ello, en etapas avanzadas el paciente llega al mutismo y quienes lo rodean reducen su intercambio oral con él al experimentar la imposibilidad de responder a las exigencias de esta actividad.
De acuerdo con lo anterior, podemos concluir que el paciente con demencia presenta un trastorno del lenguaje ya que su rendimiento lingüístico lo aparta de la norma que utilizan los adultos mayores que tienen un proceso de envejecimiento normal. Sus limitaciones lingüísticas más resaltantes se observan en el nivel semántico y hacen su comunicación difícil, especialmente en la etapa media y avanzada de este síndrome. El trastorno se evidencia en un hecho objetivo como es la reducción de la coherencia y las limitaciones en el uso de los recursos cohesivos, situación debe ser compensada a través de diferentes estrategias como por ejemplo el uso de las RC.
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