Lo que está contando la paciente es muy difícil lograr con el mismo nivel de profundidad solo en el discurso de la palabra, la imagen visual la confronta con ese recuerdo, lo re-vive, lo hace presente: es el efecto de la presencia de la imagen.
Imagen 6
Dice: “ésta soy yo, bien, con el sol. Y acá están los fantasmas estos, que vienen y me quieren llevar, pero acá también me dibujé erguida porque yo no quiero nunca más eso.
Mi marido a veces me decía que me tenía que haber filmado alguna vez para que viera cómo me ponía. Nunca lo hizo, pero me hubiese venido bien. Me ponía loca. Yo me miraba en el espejo. ¿Sabés cómo era? Veía que me venían a buscar para matarme”, dibuja a la par que habla.
Imagen 7
“Yo tuve muchas alucinaciones con la droga, corría por toda la casa, nunca hablé con nadie de mis alucinaciones, de lo que veía en el espejo. Venían los enfermeros del servicio de emergencia yo sentía que venían a agarrarme para tirarme por la ventana. Escuchaba voces: “te vamos a matar” (es el hilo negro hacia la oreja), “llegó tu hora, ahora sí. Tenía alucinaciones visuales: que me querían ahorcar (ver hilo celeste en la parte superior del dibujo) que me iban a pinchar (ver en la parte inferior en celeste) y que me iban a meter más droga y me iban a dar una sobredosis y me iban a matar. Mirá mis manos (ver dibujo) agarrándome para que no me ahorcaran, como que me querían agarrar (en rosa), se acercaba mi marido, los chicos, los echaba a todos porque pensaba que me querían matar, mirá mis ojos (ver dibujo), los tenía abiertos así por el efecto de la droga. No sé dibujar, pero puedo expresar lo que siento”.
Observa los dibujos da hace dos encuentros (“brotada”). Le pregunto qué ve. Dice: “qué bárbaro, porque veo estos dos juntos y ésto me impresiona mucho más que éste. Es más: en llamas estaba con una sonrisa, no estaba triste, pero mirame la boca en éste” (dibujo del espejo). Respondo: porque en llamas es un efecto en la piel de algo que te pasaba y en este dibujo estás viendo ese efecto nada más sobre la piel. Pero en el dibujo del espejo estás viendo y reviviendo una experiencia interna horrible (alucinaciones).
Lo que está contando la paciente es muy difícil lograr con el mismo nivel de profundidad solo en el discurso de la palabra, la imagen visual la confronta con ese recuerdo, lo re-vive, lo hace presente: es el efecto de la presencia de la imagen.
El dibujo de los fantasmas (anterior al dibujo del espejo) lleva al del espejo de modo natural, a un tema que nunca antes había podido hablar.
¿Por qué se convierte repentinamente en decible si era inefable? Acaso es que no habló de esto porque no había palabras? No creo que necesariamente fuera así. Pienso que (amén de la contención que puede brindar un terapeuta) el recurso de la producción de las propias imágenes es por sí mismo también contenedor. La paciente está describiendo una experiencia espantosa, tan horrible que nunca habló de esto antes incluso habiendo pasado por varios tratamientos. Pero hay algo en la imagen que primero se crea y segundo permanece, que hace que permita al paciente hacerle lugar, traerlo, aceptar que eso ocurrió en su vida, darle la dimensión necesaria. La imagen tiene tal pregnancia que confronta a su realizador con sus propios puntos internos o no resueltos de un modo no amenazador.
Si apelamos a las imágenes es porque esperamos encontrar un plus por sobre la palabra solamente. Esto lo va mostrando el trabajo con las imágenes de los pacientes: o por el modo en que el paciente engancha en su discurso a la imagen, o por el efecto de sorpresa que genera para el propio paciente lo que encuentra en sus dibujos. Porque con la imagen inevitablemente aparece algo que no hubiese sido dicho si no fuera justamente por la apelación al trabajo con ella (la imagen). De tal modo que la imagen es convocada como apoyo en la estrategia terapéutica para que el contenido que trae tome luego palabra.
Imágenes, entonces. Imágenes sin nombre que quieren darse a entender: esas son las imágenes en Arte Terapia, y conforman su propio discurso.