Dicen que la música tiene efectos curativos y actualmente se emplea para que personas con problemas de conducta y adaptación social, sean consecuencia de minusvalías o de conflictos derivados del entorno social, mejoren sus padecimientos a través de ella.
La Fundación Cultural Don Pelayo ha nacido con la finalidad de llevar la musicoterapia a las personas con problemas y propagar la música asturiana. Sus patrones, entre los que se encuentran Tomás Casado, Alberto Lago o José Antonio Caicoya, la crearon en 2005 y desde entonces lleva funcionando en la sombra. Ayer, la presentaron al público después de que el alcalde, Gabino de Lorenzo, les entregara las llaves de un local de 938 metros cuadrados en la calle Noreña, en Cerdeño.
Armando Ramírez y Tina Gutiérrez son los directores del programa. Esta última ya ha llevado la musicoterapia a los geriátricos y hasta al Centro Penitenciario de Villabona. La artista ha comprobado cómo los ancianos «comen mejor y duermen más tranquilos» tras cantarles y ha visto cómo los reclusos «se han puesto de pie y llorado» de la mano de la música.
Los conciertos seguirán entre los muros de la cárcel. «Queremos ayudarles dándoles la ilusión de la música y creando un coro», anticipó Gutiérrez. Lo mismo sucederá en los colegios de niños con problemas físicos y psíquicos.
Actualmente, la fundación cuenta con un equipo de once profesores y cinco psicólogos. El director Armando Ramírez explicó que «estos últimos estudian a las personas a las que vamos a ver, las preparan en grupos y coordinan las clases» para lograr un resultado efectivo.
elcomerciodigital.com
29/11/2006