Doctor en psicología y especializado en Logopedia, siempre le ocupó “mucho la aplicabilidad de lo que estaba estudiando”
Cuando Miguel Puyuelo estudiaba Psicología le ocupaba “mucho la aplicabilidad de lo que estudiaba”. Esto, combinado con la suerte de relacionarse con algunos de los estudiosos pioneros de patologías del lenguaje, como Jordi Perelló, quien fundara la Asociación Española de Logopedia Foniatría y Audiología, le llevó a interesarse por la psicomotricidad y el lenguaje.
Fue el lenguaje lo que más le interesó, pues es un campo de estudio “más amplio” desde el que podía atender tanto a población infantil “con discapacidad intelectual o parálisis cerebral”, como a la población adulta, en “casos de ictus, tartamudez, en parkinson. Veía que se podía ayudar bastante y que podías ver los resultados”. De ahí su especialización en Logopedia.
Así empieza a conformarse la trayectoria profesional de este profesor de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación en el Campus de Huesca, a donde llegó en 2007. Antes estuvo en el campus zaragozano, desde 1996.
Puyuelo, que se acaba de jubilar, sigue al frente de la Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología, que fundó hace 44 años. También sigue como profesor colaborador extraordinario de la Universidad de Zaragoza, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera universitaria, y en el Máster de Estudios Avanzados del Lenguaje, la Comunicación y sus Patología, que impulsó 2012 y que se imparte junto a las universidades de Coruña, Santiago de Compostela y Salamanca.
Pero antes de entrar de lleno a la carrera académica, entre 1976 y 1996, este oscense se dedicó a la práctica clínica en centros de Atención Infantil y en el Hospital San Juan de Dios de Barcelona, como responsable de la Unidad de Neurología del Lenguaje y Atención Temprana, además de hacerlo también en consulta privada.
Durante esta época, pudo observar en primer término numerosos casos, llegando a la conclusión de que tanto si existe una patología como si se trata de situaciones más leves, trabajando el lenguaje “tanto en niños como en adultos, la evolución es muy clara”. En casos de autismo, síndrome de Down o parálisis cerebral en población infantil, “aunque el ritmo de evolución sea muy lento, ves que pueden pasar de no hablar a hablar”. Algo similar sucede con el párkinson, “ves como esa persona que estaba frustrada, coge confianza y la capacidad de explicar más cosas a su familia”.
Un trabajo de años con el que “mejoras la calidad de vida de las personas, contribuyes a que un niño con un retraso en el lenguaje en la escuela ordinaria luego ni se acuerda o que un caso de dislexia se supere por completo”.
El salto a la docencia a tiempo completo, pues ya había trabajado puntualmente en el ámbito universitario, llegó a mediados de los 90. “Tenía la necesidad de dedicarme más intensamente a la docencia”, explica.
Tras estar unos años en la Universidad de Barcelona y en la Ramón Llul, y gracias a permanecer en contacto con compañeros en Zaragoza y Huesca, a quienes les trasmitió su deseo no solo de centrarse en la carrera académica sino también el de “volver a Aragón”, en 1996 llegó al campus universitario de Zaragoza. Tras once años en la capital aragonesa y después de sacar la titularidad de la plaza, a Puyuelo le dieron a elegir entre permanecer en la capital aragonesa o volver a Huesca. “Y yo dije, volver a Huesca, a Huesqueta. Así estaba más cerca de mis padres que ya eran mayores”.
En estos años en la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación, Puyuelo ha impartido asignaturas sobre Educación Especial, Lenguaje y Prevención del fracaso escolar. Algo “muy importante” para este profesor, pues “iba dirigida a futuros maestros de Infantil, para explicarles cómo detectar síntomas de que un niño en clase necesita más ayuda”. En esto, insiste Puyuelo, “la figura, la formación y la sensibilidad que tenga el maestro es lo más importante, porque los casos graves son muy fáciles de detectar, un síndrome o una deficiencia visual muy acusada lo ve todo el mundo, pero hay todo un amplio mundo de casos que hay que saber ver en el aula”.
Del mismo modo “es importante que el docente sepa adaptarse a la diversidad cultural de todos los alumnos que hay” en el aula, incorporando los valores culturales de cada nacionalidad o etnia presente en el aula; que todos puedan participar a su manera, que las familias “dentro de lo posible se impliquen en la dinámica del centro”. Una tarea “difícil e importante” que a veces hay que acometer con la ayuda de pictogramas. Lo mismo sucede con alumnado en el espectro autista o asperger, donde “los maestros tienen una tarea ingente a día de hoy”.
El lenguaje sigue presente en su vida, ahora en la preparación de un libro, del que no puede decir nada. “Hará referencia al lenguaje, pero quiero darle un enfoque diferente del que le he dado hasta ahora”.
Diario del Alto Aragón
9/02/2023