¿Cómo viven su sexualidad adolescentes con síndrome de Down? ¿Cómo apoyar una educación integral de la sexualidad en personas con discapacidad? ¿Cuáles recomendaciones son importantes para las familias y el sector profesional? Estas y otras preguntas responde un artículo de la más reciente edición de la revista cubana Sexología y Sociedad.
Bajo el título “Sexualidad en personas con discapacidad. Síndrome de Down, el papel de las familias”, el texto sistematiza los referentes teóricos relacionados con la educación integral de la sexualidad de adolescentes que viven con discapacidad intelectual, para poder perfeccionar la orientación de las familias con relación a este tema.
Un colectivo de especialistas de la Universidad de Ciencias Médicas Ernesto Guevara de la Serna y del Hospital León Cuervo Rubio, de la occidental provincia de Pinar del Río, indica en el material que existen desconocimiento, estereotipos, creencias erróneas y prejuicios en cuanto a la sexualidad de las personas con discapacidad.
En ese sentido, la mayoría de los familiares evidencia falta de información y preocupaciones acerca de varios aspectos de la sexualidad, precisan.
Derecho a una sexualidad plena
Como parte de la sistematización, se explica que en muchas ocasiones las personas con síndrome de Down sufren tabúes, prejuicios y prohibiciones que limitan su derecho a vivir una sexualidad plena como parte inherente del desarrollo de su personalidad.
“Se les niega la oportunidad de conocer su cuerpo y los cambios que presentará, ya que se cree que no lograrán entender lo que se les dice; por consiguiente, se llegan a presentar conductas sexuales antisociales, en ambientes poco propicios, lo que ayuda a crear ideas acerca de estas personas, disminuyendo la posibilidad de lograr una integración social aceptable”, alertan especialistas.
Desde esta mirada, el estudio reconoce dos matices sociales fundamentales que provocan el silencio y las reprensiones acerca del tema: la falsa creencia de que las personas con síndrome de Down tienen ausencias de deseos sexuales o que son asexuados; además de la supuesta falta de control de impulsos y la incapacidad de reprimir deseos.
A la vez, se mencionan algunos factores que limitan en mayor medida la satisfacción de
necesidades afectivas y sexuales de las personas con síndrome de Down, como las dificultades para acceder a contextos inclusivos, la sobreprotección de la familia, la ausencia de espacios y tiempos privados dentro de su entorno y la negación de una educación sexual.
Ante este escenario, se recomienda brindar información adecuada que permita derribar los falsos imaginarios y prácticas existentes, a la vez que se desmitifica la sexualidad de los niños, niñas y adolescentes con discapacidad.
Asimismo, el artículo enfatiza que la educación integral en la sexualidad debe adecuarse y no mostrar a las personas con discapacidad como un solo grupo homogéneo.
“Es importante interiorizar que no hay una sexualidad única, común e ideal; hay tantas como personas existen y por tanto, cada individuo la expresa y la vive de forma muy particular”, se argumenta.
Acompañamiento familiar
El texto aboga por el respaldo familiar para que adolescentes con síndrome de Down puedan autoreconocer y expresar sentimientos y deseos sexuales de forma adecuada en cada edad.
“Las personas con síndrome de Down tienen, sienten y vivencian su sexualidad. Son personas con dignidad que requieren apoyos y acompañamiento para realizarse como seres humanos y vivir de la manera más plena posible”, apunta.
Aunque el artículo debe perfeccionar su enfoque y lenguaje inclusivo hacia las personas con discapacidad, brinda importantes recomendaciones para especialistas y familias en función de una educación integral de la sexualidad.
Expone que profesionales y familiares deben captar las necesidades y deseos de las personas con discapacidad en todas las áreas, “incluida la sexual, para que puedan ser escuchadas, atendidas y, en la medida de lo posible, satisfechas”.
Resalta el artículo que entre los derechos de personas con síndrome de Down “está recibir educación sexual, formar una pareja y tener una vida sexual plena, por lo que realizar proyectos en este sentido es esencial para su desarrollo armónico”.
IPS Cuba
10/02/2023