Los pacientes autistas que se someten a terapias ecuestres potencian su lenguaje receptivo, la ejecución de órdenes e indicaciones, la percepción de las propias limitaciones y las formas de trabajo, según explicó ayer el responsable del Programa de Equinoterapia del Sistema Para el Desarrollo de la Familia en Puebla (México), Francisco Cepeda Astorga.
En declaraciones a Europa Press, este licenciado en Educación Especial por la Universidad Autónoma de Tlaxcala (México) dijo que la equinoterapia refuerza en los niños autistas "el aspecto socio-afectivo al estrechar los vínculos del paciente con un tercero, ya sea el caballo o el terapeuta", y señaló que "ante la ausencia de lenguaje afectivo" característico en los autistas "expresan de manera corporal que están cansados o que quieren cambiar de actividad", señaló, gracias a las terapias ecuestres.
Entre los problemas fundamentales del autismo están la imposibilidad de crear significados, la dificultad para hacer generalizaciones, los impulsos fuertes, la ansiedad excesiva y anormalidades sensoperceptuales.
A este respecto, Cepeda afirmó que en el desarrollo de las sesiones los profesionales han observado que los pacientes autistas muestran "una resistencia inicial al contacto con el caballo, que disminuye tras cuatro o seis sesiones en las cuales se adaptan y asimilan adecuadamente los principios fisioterapéuticos que brinda la equinoterapia".
Europapress
5/10/2006